Cuidado, puede ser un ladrón de almas-exclamó una de las hermanas.
¿ Y ahora qué hacemos ? ¿ Lo volvemos a enterrar o simplemente abandonamos la casa ?-dijeron las otras dos asustadas.
Sus vecinos, cuatro hombres que se habian trasladado al barrio pocos dias antes, alcanzaron a oir la conversación de las hermanas. Muertos de curiosidad, decidieron acercarse a su casa para interesarse por el problema.
Estamos intentando decidir cómo librarnos del ladrón de almas-les dijeron las hermanas.
¿ Qué es un ladrón de almas ?-preguntó uno de los hombres-¿ Me lo podéis explicar ?
Acto seguido, las hermanas les llevaron al jardin y apuntaron al cofre.-Esto es un ladrón de almas-explicaron. Los cuatro hombres se echaron a reir.¿Has visto?-le dijo uno de los hombres al resto en voz baja-.Se creen que el oro es un ladrón de almas. Una vez más los cuatro soltaron grandes carcajadas.
Otro de los hombres, que tenia una barba muy cerrada, se dirigió entonces a las tres mujeres.Si tenéis miedo, lo mejor será que salgáis a pasear por la ciudad unas horas y mientras tanto nosotros nos ocupamos del problema.
Las mujeres asistieron con la cabeza y salieron de inmediato hacia la ciudad.
A partir de ese momento, los hombres comenzaron a urdir un plan. Decidieron que el oro se repartiria a partes iguales y que dos de ellos irian a la tienda a comprar algo para comer, mientras que los otros dos se encargarian de desenterrar el cofre.
La pareja encargada de exhumar la arqueta empezó a darle vueltas al plan y llegó a la conclusión de que debian repartirse el tesoro entre ellos dos solos, dejando a la otra pareja al margen. A continuación, se propusieron sorprender y matar a sus dos compañeros cuando regresaran y después enterrarlos en el hueco donde yacia el cofre.Entre tanto, los dos que habian ido a por la comida estaban maquinando su propio plan para quedarse con el dinero.- Envenenaremos la comida-dijeron-y una vez muertos, los enterramos en el agujero del cofre. Después nos repartiremos el oro.
Cuando volvieron de la tienda, sus compañeros les tendieron una emboscada y les mataron. Antes de enterrar sus cuerpos, decidieron comer la comida que habian traido sus compañeros para cobrar fuerzas. A no tardar, empezaron a sentirse mal y al poco murieron.
Cuando las tres hermanas regresaron a su casa, vieron los cuatro cadáveres tendidos junto al cofre de oro.-Ya les advertimos de que era un ladrón de almas...pero no nos creyeron.
Acto seguido, hicieron las maletas y abandonaron su casa para alejarse para siempre de aquel oro maldito.
Cuento: Armenio
Jesús Miravalles Gil
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