23 de septiembre de 2011

LA CAMPANA QUE SIGUE SONANDO

Cuando la sangre es de una mujer maltratada, la herida es de todos.
Los peores presagios se han cumplido y, aún así, nos cuesta trabajo creer que otra vez una mujer joven ha perdido la vida a manos de quien se cree con derechos sobre ella.
Quizá el día que entendamos que no estamos hablando de individuos enfermos, sino de una sociedad enferma, habremos comenzado a caminar por la senda correcta.
Que vivimos en una sociedad enferma lo prueban el hecho de que aún se programen en nuestras televisiones películas de los setenta en las que se hacían chistes, cuando no burlas, de las agresiones de maridos y novios a sus parejas y, por si eso fuera poco, se proponía la resignación como solución al problema.
Venimos de una sociedad de hombres, pensada sólo para hombres, en la que la mujer había de resignarse a su suerte de madre de los hijos de un hombre al que quizá no amaba ni respetaba, pero temía. Una sociedad donde no se era una mujer, sino la señora de un hombre.
La verdad es que en tres décadas hemos avanzado mucho y decir que ese sigue siendo el comportamiento de la mayoría sería mentir. Pero, desgraciadamente, seguimos sin querer ver determinadas cosas y seguimos callando frente a monstruos, porque aún pensamos que determinadas cosas pertenecen al ámbito privado. Este fin de semana tres hombres han acabado con la vida de sus parejas. Una de ellas había pedido el alejamiento de su verdugo y se lo negaron. Seguro que el juez que se la negó y los familiares y vecinos que nada hicieron en ese y en otros casos encuentran una explicación para su actitud. Sólo espero que no les sirva para su almohada.
Si eres un maltratador, tienes que saber algunas cosas: Que tu pareja no está sola. Que tú si lo estás.
Que cuando maltratas a tu pareja, maltratas a toda la Sociedad
Que cuando piensas en matarla y luego suicidarte, el resultado es mucho mejor si inviertes el orden, pruébalo, no pierdes nada, y la Sociedad gana mucho.
Que cuando piensas que estarías mejor sin ella, prueba a irte tú, y bien lejos, y para siempre.
Si eres una mujer maltratada, tienes que saber algunas cosas:
Que dispones de un teléfono de ayuda que no deja rastro en la factura: 016. Que además existen muchas personas que están esperando poder ayudarte.
Mientras tanto desgraciadamente la campana sigue sonando.

Muchas gracias por vuestro tiempo.

Jesús Miravalles Gil
                     

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