En la desesperación por no poder resolver el koan el monje, que trabajaba y vivía cerca de la cocina del templo, lugar común para comenzar una instrucción en un monasterio zen, decide encerrarse en su cuarto y no salir hasta ser iluminado con la respuesta.
Se declara un incendio en la cocina del monasterio, cosa bastante común ya que se cocinaba con leña, ante lo cual se da la voz de alarma y todos los monjes tratan de apagar el incendio. Alguien recuerda al monje encerrado en su cuarto y van a buscarlo pidiéndole que se ponga a salvo, pero este responde que no saldrá hasta encontrar la respuesta al koan. Ante el riesgo de muerte del monje acude a convencerlo de que escape de las llamas otro monje, al parecer con un nivel mayor de iluminación quien lo insta a salir. El monje insiste en que no puede hacerlo hasta tener la respuesta. El de afuera le pregunta cuál es el koan. ¿Quién le saca el collar al tigre? responde el de adentro ante lo cual el iluminado lo increpa: ¡el que se lo puso por supuesto, imbecil! ¡Ahora sal y ponte a salvo!

Al tratar de hacer algunas técnicas particularmente difíciles, como por ejemplo derribar a un adversario de mayor peso y fuerza, nos encontramos con nuestras limitaciones autoimpuestas: no tengo la suficiente fuerza, no puedo. El profesor trata de convencer a los alumnos que si pueden si aplican la técnica en forma correcta y da argumentos y ejemplos pero no puede convencerlos, debe ser cada uno quien se convenza. No puedo hacer la rueda, no puedo saltar esa altura, no puedo hacer esa caída... Muchas de las limitaciones han sido involuntariamente aceptadas por nosotros mismos. Es innegable que tenemos más talento para algunas cosas y menos para otras, pero es igualmente cierto que tenemos más capacidades y potencialidades de las que suponemos. Sacarle el collar al tigre es quitarse las ideas preconcebidas que tenemos acerca de lo que podemos y no podemos lograr.

Si alguien puede sacarle el collar al tigre es sin duda quien pudo ponerselo. Los invito a intentar sacarnos el collar que sin querer hemos portado por años y a tratar de pensar de una manera renovada acerca de lo que podemos lograr si nos permitimos intentarlo.
Sabiduria zen
Jesús Miravalles Gil
Jesús Miravalles Gil
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