Un grupo de discípulos abordaron a su maestro diciéndole: Maestro, siempre que te pedimos una enseñanza nos cuentas un cuento, pero nunca nos explicas el significado de ninguno.
El maestro contestó:-Si yo un día os ofreciese una manzana, ¿os gustaría que os la masticase antes de entregárosla?.En un templo tibetano había un monje que no podía seguir las explicaciones de las enseñanzas, no las entendía bien porque sus capacidades intelectuales eran muy limitadas. El lama principal le dijo que quedaba excusado de asistir a las enseñanzas y al resto de las prácticas y ceremonias, sólo tenía que barrer el monasterio. Pero mientras barría debía pensar: "Mientras quito el polvo del suelo, quito el polvo de mi conciencia". Un día, alcanzó la iluminación".
Así nuestro koán podría 'saber' algo y decirnos que cuando realizamos diligentemente nuestras prácticas o barremos y nos comprometemos con rectitud con el objeto de nuestra toma de refugio, vamos creciendo nudo a nudo, etapa tras etapa. Y cuando el vacío en nuestro corazón es lo bastante amplio como para que resuene bien, llega un
momento en el que nuestro pequeño yo, el 'yo' ilusorio y dual, tropieza con esa rectitud que hemos instaurado en nuestra vida y ya no hay dos sino uno, ya no hay piedra y bambú sino sonido, ya no hay yo y universo sino iluminación de todas las existencias. Y el maestro al que nos hayamos unido nos guiará hacia el siguiente nudo que
debamos transitar. Por otro lado también podríamos 'saborear' nuestro koán con nuestros sentidos a través de una psicodramatización
[Imagen]simbólica donde dejaríamos que los arquetipos surjan de un desconocido interior. Saboreando la textura de la escoba, el aroma del bambú, una manzana o incluso la corteza de un árbol. Vivenciando, a través de entrar en la piel de cada elemento implicado, un 'como si' revelador y nada lógico. Aunque la realidad del koán pueda ir más allá o estar aparte de su percepción simbólica, podemos percibirlo de otra manera integrando simultáneamente varias de nuestras facultades: sentimientos, sensaciones e intuiciones, en un solo acto, en un mismo aquí y ahora.
Los koans no son nada lógicos, y nada de lo dicho puede sustituir la autoridad de un maestro respecto a un koan. No obstante, para terminar, os dejo con algunos koans como ejercicios de meditación. 1º)"¿Quién recita el nombre del Buda?". 2º)"Si todas las cosas se reducen a la Unidad,¿a qué se reduce dicha Unidad?". 3º)"No es la mente, no es Buda, no es nada". 4º)"¿Dónde estaba yo antes del nacimiento? ¿Dónde estaré después de la muerte?". 6º)"¿Cuál es tu rostro original?".7º) "Golpeando las manos una contra otra se produce un sonido. Este es el sonido de las dos manos. ¿Cuál es el sonido de una sola mano?". 8º) "Se ha hecho crecer una oca en una botella y ahora ya es grande. ¿Cómo podemos sacarla de la botella sin romper la botella y sin hacer daño a la oca?"
Autor: Francisco Lerin
Jesús Miravalles Gil
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