
Con este post pretendo homenajear a la ciudad de Zaragoza es la capital de la comunidad autonoma de Aragón, mi lugar de residencia desde los 15 años.
Zaragoza es una de las ciudades más importantes de España, una de las más queridas y de las que ofrecen al visitante un mayor interés de todo el país. El origen de Zaragoza es antiquísimo. En tiempos de los emperadores romanos se llamo Cesaraugusta, en honor al emperador, de donde procede su nombre actual. Ya por entonces contaba como una de las ciudades más importantes de todo el Imperio. De aquella época todavía quedan restos a escasa distancia de su plaza del Pilar. Zaragoza es la quinta ciudad española en número de habitantes, y la podemos considerar como una urbe completa, activa y moderna, con infinitos motivos de interés que nos lleven a conocerla y a vivirla.

En un viaje rápido, de sólo un par de días de duración, como el que en fechas recientes acabo de hacer con un grupo de amigos, yo recomendaría a los posibles visitantes conocer los tres monumentos más representativos y más interesantes que tiene Zaragoza; a saber: la basílica del Pilar, la catedral de la Seo, y el palacio de la Aljafería, éste último, aunque menos conocido a nivel popular que los otros dos, fue declarado monumento historico-artístico de interés nacional en el año 1931.


El edificio es grandioso. Se construyó sobre otro anterior románico de finales del siglo XIII. Ordenó su construcción el virrey de Aragón Juan José de Austria en el año 1670, si bien las obras no comenzaron de manera eficiente hasta diez u once años después. Sus primeros diseñadores fueron dos aragoneses, Felipe Busiñac y Felipe Sánchez. Trabajos de diseño de los que se haría cargo después Francisco Herrera el Mozo, con posteriores reformas de Ventura Rodríguez, quien en 1750 proyectó la capilla de la Virgen. De sus decoradores conviene destacar como más reconocidos a los Bayeu, y sobre todo al más grande pintor de todos los siglos: Francisco de Goya.

La Catedral de La Seo, magnífica, luminosa después de la limpieza a fondo a la que fue sometida a finales del pasado siglo, es el segundo en importancia de los monumentos religiosos de todo el reino de Aragón, y el primero quizás por cuanto a sus valores artísticos y arquitectónicos se refiere. Está dedicada al Salvador, y su arte -dice en el tríptico que nos dieron a la entrada- se convierte en el lenguaje de la fe.

Después de la reciente restauración, como antes se ha dicho, puede considerarse a La Seo como el más aragonés de todos los monumentos de la región, en donde se pueden ver reflejados los cuatro estilos tradicionales del arte cristiano: románico, gótico, renacentista y barroco.
La basílica del Pilar y la catedral de La Seo se encuentran a no más de cien metros de distancia una de otra. No así el palacio islámico y cristiano de la Aljafería, que queda de estas dos a una distancia considerable, y que en nuestro caso recorrimos a pie (media hora de andar a buen paso). Se trata de un monumento al gusto mudéjar, levantado para su uso y disfrute entre los años 1047 y 1081, por el reyezuelo de aquella taifa zaragozana Almed al Muqtadir. En siglos posteriores se empleó como palacio cristiano por los Reyes Católicos parte del edificio, cuyos emblemas e inscripciones figuran en varios de los artesonados que cubren algunas de las principales estancias. Se usó además en las más dispares ocupaciones a lo largo de los siglos y de las particulares circunstancias de cada momento, como pudo ser el haberse utilizado en el siglo XVIII como cárcel de la Inquisición.

La UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2001 todo el mudéjar aragonés, del que el Palacio de la Aljafería es su principal exponente.
(En las fotos podemos ver una vista de la Basílica del Pilar junto al rio Ebro. Imagen de la Virgen del Pilar. César Augusto. La Aljaferia y un salón de columnas de la Aljafería) El celebre pintor Francisco de Goya. Imagen de la Puerta del Carmen.
Colaboración: Andar, ver y contar
Jesús Miravalles
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