El primer largometraje dirigido por Oliver Hirschbiegel recrea los sucesos reales acaecidos en la Universidad de Stanford en 1971, cuando el doctor Philip Zimbardo quiso estudiar en condiciones lo más realistas posibles el proceso de alienación generado por un autoritarismo irresponsable. Zimbardo dividió a veinte voluntarios en dos grupos, para que durante catorce días interpretaran cada uno los roles de presos y carceleros, en una cárcel ficticia montada con los necesarios servicios de seguridad para saber qué ocurría dentro de ella en cada momento y salvaguardar la integridad de los voluntarios. Después de solo seis días, el comportamiento de los guardias degeneró tan dramáticamente hacia el sadismo que el experimento fue abortado, pero antes de eso varios voluntarios mostraron signos de alteración mental. Un film incómodo sobre los límites de la obediencia y la autoridad.
Jesús Miravalles
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