18 de febrero de 2014

CUENTOS PARA APRENDER A APRENDER

EL COLLAR DE PERLAS
Jenny era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras visitaba la tienda junto a su mamá, Jenny vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50 dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo!. Preguntó a su mamá si se lo compraría, y su mamá le dijo: “Hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar, ¿está bien?”. Jenny estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas.
Perlas falsas
Jenny trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus tareas. En poco tiempo Jenny canceló su deuda. ¡Jenny amaba sus perlas!. Ella las llevaba puestas a todas partes: al kinder, a la cama, y cuando salía con su mamá.
Jenny tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Jenny iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido. Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo: “Jenny, ¿tú me quieres?”, “Oh, sí papá”. “Entonces, regálame tus perlas,” le pidió él. “¡Oh, papá! No mis perlas,” dijo Jenny. “Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también, ¿está bien, papá?”, “Oh, no hijita, está bien, no importa”, dándole un beso en la mejilla. “Buenas noches, pequeña”.
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario cuento: “Jenny, ¿tú me quieres?”, “Oh, sí papá, ¡tú sabes que te quiero!”, le dijo ella. “Entonces regálame tus perlas”. “¡Oh, papá! No mis perlas; pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete. Es mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas”. “Oh, no hijita, está bien,” le dijo su papá dándole un beso en la mejilla, “Felices sueños”.
Algunos días después, cuando el papá de Jenny entró a su dormitorio para leerle un cuento, Jenny estaba sentada en su cama y le temblaban los labios, “toma papá” dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas
perlas genuinas. Él las había tenido todo este tiempo, esperando que Jenny renunciara a la baratija para poder darle la pieza de valor.
Collar de finas perlas
Y así es también con el universo. Él está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros.

                               (Relato Zen)...
Jesús Miravalles Gil



EL REPARTO DE DIOS
 En un lugar de la India, dos campesinos discutían. Las manzanas de un árbol que pertenecía al primero habían caído en la tierra que era propiedad del segundo, los dos hombres pretendían que las manzanas eran suyas.Pasó un brahmán, que tenía la reputación de ser un hombre santo. Los dos hombres le pidieron que dirimiera su disputa.
El hombre santo les preguntó:
¿Preferís un reparto según el juicio de los hombres o según el juicio de Dios?
Los dos campesinos respondieron al unísono:
-Según el juicio de Dios.
-¿seguro que no discutiréis la decisión?
-Seguro.
Entonces el brahman recogió las manzanas, colocó un montón en un lado y en el otro una sola manzana. Tras lo cual le dio el montón a uno de los campesinos y la manzana al otro, sin ni siquiera mirar quién era quién.
Y se fué, sin pronunciar palabra.

Del libro El circulo de los mentirosos. de Jean-Claude Carrière

Jesús Miravalles Gil  


EL PERRITO COJO
El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta".
 Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?"
 El dueño contestó: -"Entre 40€ y 60€".
El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas:  - "Sólo tengo 4,5€... ¿puedo verlos?".
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. - "¿Qué le pasa a ése perrito?", preguntó.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó:
- "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Y el hombre replicó:
-"No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".
El niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo:
- "Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis 4,5€ ahora y 1€  cada mes hasta que lo haya pagado completo".
El hombre contestó:
-"Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".
El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:
- "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo:
-"Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".
                                         Anónimo
Jesús Miravalles Gil                    
                                 

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