
Las universidades nunca han tenido puertas ni libros para los hijos de los pobres, que no han conocido en la niñez más alegría que la que da el mendrugo a los hambrientos, ni más descanso que un sueño de cinco horas.
A trabajar a la mina, gandul!- dijo al hijo pobre su padre que, porque lo fue y no deja de ser desgraciado, vive amargo de expresión y de alma. Y el hijo, temeroso del palo, con la espalda encogida, llevó su carne a sangrar, a desgarrarse o a endurecerse, junto a los viejos mineros, viejos desde su juventud.

Ha sonado la hora de salvación para los niños que se hundían y nadie los salvaba; que se perdían en los surcos y nadie quería encontrarlos; que se desplomaban en los pozos minerales y nadie les tendía una mano. Mientras ellos, mientras nosotros éramos desterrados de la alegría, de los juegos y las fiestas, de la hermosura de vivir limpios y satisfechos, mientras nos comían el calor y el frío, los hijos de los ricos, por muy dignos de cuidar cerdos que fueran, gozaban de todo y sólo para ellos se abrían las aulas.
La España infantil y pobre, oscura siempre, maltratada y oscura, comienza a clarear.
Miguel Hernández 9 de abril de 1937
"BIENAVENTURADOS LOS POBRES PORQUE SER RICO ES APOSTAR POR LA MISERIA"
Jesús Miravalles Gil
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