18 de noviembre de 2014

EL TÍTÍRÍTERO (relato corto)

El titiritero recorría ciudades y pueblos llevando consigo a sus títeres. Muñecos que cobraban vida, sólo cuando él con su pericia manejaba las cuerdas de sus miembros sujetas entre sus dedos. El titiritero era su dios. Hombres y mujeres de trapo y madera, se movían a voluntad de su dueño. En el pequeño escenario, montaba sus obras de amores y de desamores; de batallas y torneos para defender el honor de damas. El titiritero llegó a representar su vida sin que nadie del público lo supiera. El titiritero creaba un mundo minúsculo, a imagen y semejanza del verdadero, del suyo; del nuestro. Un mundo con su riqueza y con su miseria; con su bondad y con su maldad. El titiritero daba divertimento a niños y mayores, y tan bien hacía moverse a sus títeres, que parecía les daba vida; vida que ningún otro titiritero pudo dar a sus muñecos. Él era el mejor.
 Pero un día, mientras el titiritero estaba escondido tras su cortina, moviendo los hilos de sus títeres, sintió con angustia que sus cuerdas eran cortadas irremediablemente por alguien al que no podía ver. Eran unas cuerdas invisibles que poco a poco se iban rompiendo dejando caer sus miembros sobre el escenario. El titiritero cayó desplomado a la vez que lo hicieron sus títeres, y se convirtió como ellos. El pequeño escenario se derrumbó, y el público que hasta el momento liberaba catarsis en las representaciones trágicas y reía en las cómicas, gritó y lloró. Cuando fueron a recoger al titiritero junto a sus muñecos, sólo vieron en sus manos unos hilos cortados. Hilos que alguien había segado sin compasión...                        Relato Corto

Jesús Miravalles Gil
                                            

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