
De hecho, señor Ratzinger, muchos españoles no han podido viajar este verano por la sencilla razón de que su economía no se lo permite. En nuestro país hay cinco millones de parados, 300.000 familias han perdido sus casas en los últimos tres años y planea diariamente la zozobra sobre la cabeza de muchas familias. Usted vive en palacios de otro planeta y viste ropajes de otro eón, pero debería cortar con esa mala costumbre de que sus viajes sean costeados también con el dinero de toda esa gente. ¿Le parece aún poco que el catolicismo español reciba anualmente más de 10.000 millones de euros de los presupuestos generales del Estado? ¿Tiene usted alguna noción de qué es un pobre cuando lo declara bienaventurado? La ostentación de tanta riqueza en un solo día es un insulto para muchos españoles, señor Ratzinger.

Otra cosa que me llama la atención es que, cada vez que viene usted a España, nuestros representantes políticos e institucionales esconden en un cajón la Constitución. Mal que les pese a usted y a sus hijos dilectísimos, España es constitucionalmente aconfesional y ninguna confesión tiene carácter estatal. Sin embargo, seguramente los más altos cargos de los tres Poderes institucionales de España están ya preparando sus mejores galas para recibirle, dando la espalda así a toda la ciudadanía que no tiene nada que ver con sus creencias y sus ritos. De hecho, en ese próximo viaje que no paga usted y sí pagamos todos los españoles están implicados la Jefatura del Estado y los máximos representantes del Gobierno, Parlamento y Poder Judicial. Probablemente, si su maestro Jesús de Nazaret levantara la cabeza, todos ellos y usted a la cabeza saldrían bien calientes y avergonzados de todo ese mercadeo de poderes y prebendas.

Como a usted y sus secuaces todo les parece poco, van a disponer gratuitamente de polideportivos, centros públicos de enseñanza y personal de la Administración para acoger a los “peregrinos” que viajan para verle a usted y asistir al evento, pero sus obispos y adláteres van a cobrar de 10 a 18 euros por turista devoto por dormir en esos locales que han recibido gratis. Creo que ustedes van a instalar también confesionarios en el Parque del Retiro. Puestos, pueden poner confesionarios también en la casa de Campo, donde encontrarán hombres y mujeres algo ligeros de ropa que les informarán muy bien de lo que es realmente la vida.

Aún está a tiempo, señor Ratzinger. Vaya a una agencia de viajes y cómprese un billete como todo quisque, amén de un frasco de crema protectora, que en la playa pega el sol de lo lindo.
Fuente:attac.es
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