Para servir a los intereses del capitalismo, miles de personas son trasladados de un sitio al otro, de un país a otro; los inmigrantes son bienvenidos hasta el momento que son útiles a los intereses de los capitalistas.
Más de 200 millones de personas viven fuera de sus países de origen, según las cifras de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). En 1960, las mujeres representaban 46,6 % del total de inmigrantes internacionales. Hoy, las mujeres constituyen el 50,5% de los inmigrantes precedentes de América Latina y Caribe.
Alrededor de 5 millones de personas han sido desplazadas dentro de sus propios países o solicitaron refugio en otros países por razones de violencia política o conflictos armados.
Fenómeno complejo y contradictorio, las migraciones son un hecho político porque denuncian el modelo de desarrollo que no prioriza las personas sino al capital, principalmente el financiero; cuando denuncia la concentración de la riqueza, de la tierra y del poder y denuncia las restricciones que se ponen a las personas para migrar (muros, policía, persecuciones, leyes restrictivas).
Las causas tienen que ver con el empobrecimiento, la desigualdad social y las formas de exclusión propias de un modelo económico fallido; todo eso explica la razón por la cual migrar no es una opción, sino una necesidad que se asume de manera forzada; las políticas económicas, sociales y culturales, base de la actual globalización, impiden un desarrollo humano y sostenible desde los propios intereses y necesidades de todas las sociedades. La acción de las empresas multinacionales, la deuda externa, la pérdida de soberanía alimentaria, el comercio injusto, la expoliación de los recursos naturales y los conflictos armados son causas de que las personas se vean forzadas a desplazarse y emigrar, tanto hacia el Norte como entre países del Sur. Hay diversas formas de persecución, que están obligando a millones de personas a tener que salir de sus sociedades de origen como la persecución por razones de género, orientación sexual, raza, religión y la vulneración de derechos.
Hay que denunciar todas las tentativas de imputar a los inmigrantes la culpa de la crisis actual. Los migrantes no son un problema, problema son las causas que provocan las migraciones y no será con más de lo mismo que la crisis será superada, no va a ser con menos derechos, sino con más derechos que la superaremos. Hay que pensar un nuevo paradigma de desarrollo que respete la madre tierra y los derechos de las personas migrantes.
Fuente: La hora del grillo
Jesús Miravalles Gil
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