1 de julio de 2013

KOAN:¿MUÉSTRAME TU CARA ANTES DE QUE NACIERAN TUS PADRES?

¿Muéstrame tu cara antes de que nacieran tus padres?
Este Koan es muy importante. Como la mente humana es muy compleja, el maestro utiliza los Koan para entender y saber por dónde anda la mente del discípulo.
El Koan nos quiere introducir más allá del rostro de la mente pensante, más allá de la razón y la inteligencia.
Si no se va más allá, de esa mente pensante, no podremos saber cuál es el verdadero rostro de mí mismo, de mi Yo Verdadero.
Si no se supera esta mente discriminativa, nunca podremos ser libres, trataremos en vano de calmar la conciencia.
El Koan quiere que tú descubras quién eres tú realmente.
Quién eres tú si te quitaras toda atadura que tú mismo has cogido para identificarte con ella.
Para mí el Koan es muy especial, con él podremos reencontrar lo que se ha olvidado, porque estamos dormidos.
El Koan éste nos quiere hacer despertar de nuestro sueño. Yo sé con toda seguridad que hay algo más que no sabemos y que sólo podemos descubrir si despertamos.
Los Koan son el lenguaje del Yo Verdadero que sólo lo entienden y lo hablan los que son uno con ese Yo Verdadero. ¿Quieres conocer tu rostro original antes de que se te pegue y te identifiques con lo que no eres tú?. Pues vamos allá!!
Jesús Miravalles Gil

Dice Ken Wilber:

Date cuenta de los objetos que aparecen en tu conciencia, de las imágenes y pensamientos que aparecen en tu mente, de los sentimientos y sensaciones que emergen en tu cuerpo, de la miríada de objetos que te rodean y aparecen en la habitación o el lugar donde te encuentras.Todos esos son objetos que aparecen en tu conciencia. Piensa ahora en algo que, hace cinco minutos, se hallara también en tu conciencia, la mayoría de los pensamientos han cambiado, la mayoría de las sensaciones corporales han cambiado y probablemente también haya cambiado el entorno en el que estás. Pero hay algo que hace cinco minutos se hallaba también ahí y que no ha cambiado.
¿Qué es eso que está tan presente ahora como lo estaba hace cinco minutos? Yo soy. El sentimiento y la conciencia de que yo soy todavía están presentes. Yo soy esa presencia omnipresente que está tan presente
ahora como lo estaba hace un instante, hace un minuto y hace cinco minutos.
¿Qué es lo que estaba presente hace cinco horas?
Yo soy. La sensación de que yo soy es continua, autoconocedora, autorreconocedora y autovalidante y está tan presente ahora como  lo estaba hace cinco horas. Todos mis pensamientos han cambiado, todas mis sensaciones corporales han cambiado y también ha cambiado el entorno en el que estoy, pero ese Yo sigue igual de omnipresente, resplandeciente, abierto, vacío, claro, espacioso, transparente y libre. Los objetos han cambiado pero ese Yo sin forma sigue siendo el mismo. Ese Yo es tan evidente y se halla tan presente
en este instante como hace cinco horas.
¿Qué es lo que estaba presente hace cinco años?
Yo soy. Son muchos los objetos que durante ese tiempo han aparecido y han acabado
despareciendo; son muchos los sentimientos que, en ese tiempo, ha aparecido y han acabado desapareciendo: son muchos los pensamientos que en ese tiempo, han  aparecido y han  acabado desapareciendo y son muchos también los dramas, los espantos, los amores y los odios que han aparecido, han perdurado durante un tiempo y han acabado desapareciendo.
En todo ese tiempo sólo ha habido una cosa que no ha aparecido y tampoco ha acabado desapareciendo ¿De qué se trata? ¿Qué es lo único que está ahora mismo tan presente en su conciencia como estaba hace cinco años? La sensación atemporal y omnipresente de ese Yo se halla ahora tan presente como hace cinco años.
¿Qué es lo que estaba presente hace cinco siglos?
Yo soy es lo único omnipresente. Todo el cuerpo siente el mismo Yo soy, porque ese Yo no es un cuerpo, ni un pensamiento ni un objeto ni el entorno. Ese Yo no es nada que pueda ser visto, sino el Vidente
omnipresente, el Testigo, abierto y vacío, de todo lo que emerge. Lo único que existe en toda persona, en todo mundo, en todo lugar, en todo tiempo y en todos los mundos hasta el final del tiempo, es este Yo
evidente e inmediato. ¿Qué otro podría conocer? ¿Qué otro podría nunca conocer? Lo único que existe y que siempre ha existido es este Yo replandeciente, autoconocedor, autoconciente y autotrascendente que se halla tan presente ahora como hace cinco minutos, cinco horas o cinco siglos.
¿Qué es lo que estaba presente hace cinco milenios?
Antes de que Abraham fuese, Yo soy. Este es mi rostro  original, el rostro que tenía antes de que mis padres
naciesen, el rostro que tenía antes de que naciese el universo, el rostro que he tenido durante toda la eternidad  hasta que emprendí este juego del escondite y me perdí en los objetos de mi propia creación.
Nunca más pretenderé desconocer y no sentir que Yo soy.
Y, con eso, acaba el juego. Millones de pensamientos han aparecido y han acabado despareciendo, millones de sentimientos han aparecido y han acabado desapareciendo, pero hay una cosa que no ha aparecido y que tampoco ha desaparecido, lo que nunca ha nacido y nunca morirá, lo que jamás ha entrado ni
abandonará la corriente del tiempo, una Presencia pura que flota en la eternidad, por encima del tiempo. Yo soy ese gran Yo evidente, autoconocedor, autovalidante y autoliberado. Antes que Abraham fuese, Yo soy.
Yo soy no es más que el Espíritu en primera persona, el Yo último, sublime y resplandeciente creador de todo el Kosmos, presente en mí, en ti, en él, en ella y en ellos -el mismo Yo que sienten todas y cada una de las criaturas. Porque el número de Yoes de todo el universo conocido no es mas que uno.
Descansa siempre como el Yo, como el Yo que sientes ahora mismo,como el Yo no nacido que resplandece en y como tú. Asume tu identidad  personal, como este o cualquier objeto, como este o ese yo, como esta o esa cosa.
Descansa siempre en el Fundamento de Todo, en este Yo grande y evidente, y vive sumido en el Universo que creé. Descansa como el Testigo que eres.Todo eres Tú.Tú estás vacío. La vacuidad se manifiesta libremente. Manifestarse libremente es la liberación.
                                                   -Ken Wilber.
Jesús Miravalles Gil
                                              

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