5 de julio de 2013

LECCIÓN DE CARIDAD

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban un buen amigo debido a su calidad personal.
Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un hombre que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias. El alumno le dijo al profesor:
-Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver qué expresión tiene su cara cuando no los encuentre.
-Mi querido amigo –le dijo el profesor–, nunca debemos tratar de divertirnos a expensas de los demás. ¿Por qué en vez de asustarlo no tratas de alegrarlo?
 El estudiante lo pensó unos instantes y luego colocó algo de dinero en cada zapato. Luego, ambos se ocultaron para observar la reacción del hombre.
El hombre pobre terminó sus tareas y cruzó el terreno en busca de sus zapatos. Deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo dentro se agachó para ver qué era y encontró el dinero. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado.
Miró el dinero varias veces, le dio vuelta y lo volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no veía a nadie. Lo guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar más dinero.
Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma, sin ayuda, de sus hijos que no tenían pan y que, debido a una mano desconocida y generosa, hoy no morirían de hambre.
El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Ahora –dijo el profesor–, ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió:
-Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir… muchísimas gracias, maestro.
                enlace: Atrévete a sonreir...
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Jesús Miravalles
                                

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