No es una adivinanza, un koan no es un juego de palabras, generalmente se entiende que un koan es una herramienta que es usada dentro del budismo Zen y sirve para bloquear de alguna manera el constante discurso mental y hacer que brote la mente mas sutil o una forma de ver las cosas mas clara y despierta.
Puede parecer que un koan es algo aparentemente estúpido o absurdo, pero no lo es.
La respuesta a un koan también suele ser extraña, y en ocasiones tiene bastante de humor o ironía, un koan no tiene por qué ser necesariamente un discurso , puede ser una acción como encender una barrita de incienso o rascarse la cabeza, depende del maestro y por supuesto depende del discípulo porque un koan es algo que va dirigido específicamente a una persona en concreto, a veces el mismo koan es para varias personas, otras veces no.
Un koan no es un juguete, no sirve para pasar el rato; un koan no es algo que pueda ser usado como una pastilla antidepresiva ni tampoco como un malabarismo virtuoso de las palabras, un koan no tiene la misma respuesta para todos, cada persona a la que el maestro ha planteado el koan dará su respuesta y el maestro observará mediante esas respuestas el avance del discípulo.
Es por tanto un método de comunicación muy profundo donde el maestro puede constatar por sus respuestas que el discípulo ha llegado al mismo entendimiento; aunque puede ser también una forma de comunicar sentimientos muy profundos e ideas muy sutiles entre dos personas a las que el lenguaje se les ha quedado corto.
Un koan siempre tendrá una respuesta sin ser una pregunta
En ocasiones, aunque no haya un maestro, la vida o la gente que nos rodea nos plantean situaciones que bien podrían ser un koan, la respuesta obviamente será de tal forma que encajará y formará un todo, porque con los koan no se puede hacer trampas. Hacer trampas es la mejor forma de no llegar a ningún sitio, a nadie se puede engañar respondiendo artficiosamente a un koan y pretenderlo o hacerse el listillo solo sirve para quedar como un payaso ridículo.
Aunque bien mirado esa situación y ser consciente de ella también podría ser un buen koan:
Siendo mas listo que el hambre. Te quedas con el culo al aire Si no eres un pulpo ¿A qué juegas?
KOAN: Diálogo con el Si mismo. El Yo grande interroga al yo pequeño en el día del cumpleaños de ambos (¿de ambos?...).
- ¿Cuántos años dices que tienes?
- Cincuenta y cinco.
- ... Imposible. Yo soy más grande que tú y tengo muchísimos menos...
- Será porque yo te hablo desde mi materia sensible y tú, en cambio, desde mi luz y mi karma.
- ¡Mi eterno amado enemigo! El Yo grande medita...
(sabiduría zen)
Jesús Miravalles Gil
La respuesta a un koan también suele ser extraña, y en ocasiones tiene bastante de humor o ironía, un koan no tiene por qué ser necesariamente un discurso , puede ser una acción como encender una barrita de incienso o rascarse la cabeza, depende del maestro y por supuesto depende del discípulo porque un koan es algo que va dirigido específicamente a una persona en concreto, a veces el mismo koan es para varias personas, otras veces no.
Un koan no es un juguete, no sirve para pasar el rato; un koan no es algo que pueda ser usado como una pastilla antidepresiva ni tampoco como un malabarismo virtuoso de las palabras, un koan no tiene la misma respuesta para todos, cada persona a la que el maestro ha planteado el koan dará su respuesta y el maestro observará mediante esas respuestas el avance del discípulo.
Es por tanto un método de comunicación muy profundo donde el maestro puede constatar por sus respuestas que el discípulo ha llegado al mismo entendimiento; aunque puede ser también una forma de comunicar sentimientos muy profundos e ideas muy sutiles entre dos personas a las que el lenguaje se les ha quedado corto.
Un koan siempre tendrá una respuesta sin ser una pregunta
En ocasiones, aunque no haya un maestro, la vida o la gente que nos rodea nos plantean situaciones que bien podrían ser un koan, la respuesta obviamente será de tal forma que encajará y formará un todo, porque con los koan no se puede hacer trampas. Hacer trampas es la mejor forma de no llegar a ningún sitio, a nadie se puede engañar respondiendo artficiosamente a un koan y pretenderlo o hacerse el listillo solo sirve para quedar como un payaso ridículo.
Aunque bien mirado esa situación y ser consciente de ella también podría ser un buen koan:
Siendo mas listo que el hambre. Te quedas con el culo al aire Si no eres un pulpo ¿A qué juegas?
KOAN: Diálogo con el Si mismo. El Yo grande interroga al yo pequeño en el día del cumpleaños de ambos (¿de ambos?...).
- ¿Cuántos años dices que tienes?
- Cincuenta y cinco.
- ... Imposible. Yo soy más grande que tú y tengo muchísimos menos...
- Será porque yo te hablo desde mi materia sensible y tú, en cambio, desde mi luz y mi karma.
- ¡Mi eterno amado enemigo! El Yo grande medita...
(sabiduría zen)
Jesús Miravalles Gil
sI yo SOY el rabo, cuantas dificultades no me permiten pasar hacia el otro lado.
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