
MEDITACIÓN
Un discípulo vino a ver a Ikkyu, su maestro. El discípulo ya llevaba cierto tiempo practicando. Estaba lloviendo y, al entrar, dejó los zapatos y el paraguas fuera.
Después de presentar sus respetos, el maestro le preguntó a qué lado de los zapatos había dejado el paraguas.
Ahora bien, ¿qué tipo de pregunta es esta...? Uno no espera que los maestros pregunten tonterías... más bien espera que hablen de Dios, del despertar de la kundalini, de la apertura de los chacras, de luces que aparecen en la cabeza. Uno pregunta cosas ocultas, esotéricas. Pero Ikkyu hizo una pregunta muy ordinaria. Ningún santo cristiano, ningún monje jaina, ningún swami hindú la hubiera planteado. Sólo lo puede hacer alguien que esté con Buda, en Buda, alguien que sea realmente un buda.
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quién le importa donde se dejan los zapatos y de qué lado se deja el paraguas, a la izquierda o a la derecha? ¿A quién le puede importar? ¿Quién presta tanta atención a los paraguas? ¿Quién piensa en los zapatos? ¿Quién es tan cuidadoso? Pero eso fue suficiente. El discípulo fue rechazado.
Ikkyu le dijo: —Ve y medita siete años más.
—Siete años —dijo el discípulo—, ¿por esta pequeña falta?
Ikkuy respondió: —Esto no es una pequeña falta. Las faltas no son grandes o pequeñas; simplemente no estás viviendo meditativamente, eso es todo. Ve, medita siete años más y después vuelve. Éste es el mensaje esencial:

Tú eres el que imparte la espiritualidad, es tu regalo al mundo.
Cuando un maestro como Ikkyu toca su paraguas, el paraguas es tan divino como puede serlo cualquier otra cosa. La energía meditativa es alquímica. Transforma los metales básicos en oro; transforma lo más bajo en lo más alto.
Y en la cumbre última, todo es divino. Este mismo mundo es el paraíso, y este mismo cuerpo es el cuerpo de buda.
Osho
¿Estas verdaderamente conforme y felíz, con la vida que estas viviendo?
Si respondes que no o dudas....¿qué crees que deberia cambiar?
Jesús Miravalles Gil
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