Conócete a ti mismo. Hablando en términos occidentales, Gautama el Buda es sin duda el más científico de todos los Maestros ascendidos. El camino que descubrió al iluminarse a los 35 años y que enseñó compasiva e incansablemente durante otros 45 antes de ascender a la edad de 80 años, es el más “racional”, el más “científico” y el más “lógico” de todos los sistemas que nos han sido legados. Con ello no quiero decir por supuesto que éste sea el mejor camino, sólo quiero expresar que a pesar de ser considerado como un sendero tradicionalmente oriental, es quizá el más fácil de comprender para nuestras mentes occidentales condicionadas por los parámetros de observación de la realidad antes que por la devoción o por la fe.
Tal como recomienda la primera inscripción del templo de Delfos, “Conócete a ti mismo”, todo lo que hizo Gautama Siddartha el Buda fue observar con atención y ecuanimidad total la conciencia humana a través de su propia conciencia. Es decir, se observó a sí mismo hasta llegar a conocerse.
La mente según Buda
A partir de dicha observación desarrolló, entre otras cosas, un modelo de la mente vista como un proceso que se basa en la sucesión ininterrumpida de cuatro funciones principales:
1) consciencia (viññana): la parte receptora de la mente que se limita a registrar la ocurrencia de las cosas2) percepción (sañña): la parte evaluadora que juzga el hecho ocurrido, clasificándolo y juzgándolo como positivo o negativo3) sensación (vedana): la parte que genera una sensación corporal agradable o desagradable de acuerdo al resultado de la evaluación del hecho.4) reacción (sankhara): la parte que reacciona con aversión o apego en función de la sensación.De acuerdo a la observación de Gautama, estas cuatro funciones mentales son todavía más breves que las efímeras kalapas que componen la realidad material, de tal suerte que nunca tenemos conciencia de lo que ocurre cada vez que los sentidos corporales entran en contacto con alguna cosa. Por ejemplo, si al oído llega el sonido producido por las palabras “¡Eres un inútil!”, inmediatamente la conciencia registra el hecho, la percepción clasifica las palabras como algo negativo y experimentamos una sensación corporal desagradable que nos hace reaccionar produciendo un sankhara de aversión contra lo que estamos escuchando, pues deseamos que se detenga eso que nos desagrada; por el contrario, si escuchamos un halago que la percepción evalúe como algo positivo, experimentamos una sensación corporal agradable y generamos un sankhara de agrado deseando más de eso que nos ha producido placer.
La fuente del sufrimiento
La memoria de todos los sankaras que ha producido una mente se encuentra acumulada en el cuerpo y esta acumulación va generando reacciones cada vez más marcadas y automáticas, ya que sañña, la percepción, aprovecha el acervo de experiencias pasadas para evaluar y clasificar cualquier fenómeno nuevo.
Las reacciones pasadas se convierten en puntos de referencia con los que tratamos de comprender una experiencia nueva que juzgamos y clasificamos de acuerdo a nuestros sankharas pasados. Así es como las reacciones antiguas de codicia y aversión condicionan nuestra percepción del presente y nos vemos envueltos en un círculo vicioso, en lo que se conoce como la rueda del Samsara. De tal suerte que el karma, la verdadera causa del sufrimiento, es producto de la reacción condicionada de la mente.
Muchas gracias por vuestro tiempo.
Jesús Miravalles Gil
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