Eres tu quien la esta observando. Tu eres el "observador " y te darás cuenta que no hay limites, ni fronteras entre la flor y tu, puedes proyectarte en esa maravillosa flor y formar parte de ella, y ella permanecer en ti.
El observador es lo que observa, si yo contemplo la flor y suspendo mi ego me veo a mi mismo en esa flor, ella permanece en mi y yo en ella.
Cuando eso ocurre se consigue hacer de dos cosas una sola. Eso se llama vivir en la Unidad.
Tengo la poderosa certeza de no estar solo. La mayoría de las personas aún no dominamos el poder de la contemplación, la creación, la naturaleza nos revela sus secretos poco a poco día a día. No puedes forzarlo se hace en tiempo divino.
No soy un ser humano viviendo una experiencia espiritual, sino que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana. Todos estamos conectados a la misma fuente, no existe un allá afuera....y un aqui adentro...todo el Universo somos Uno, nosotros somos prolongaciones de la Fuente Universal estamos echos a imagen y semejanza del Ente, podemos decir que somos otra forma más en la cual el Universo se vuelve consciente de si mismo.
En estos términos, el archiconocido (y casi nunca comprendido) koan zen “si un árbol cae en medio del bosque y no hay nadie ahí para escucharlo: ¿hace ruido?” adquiere su pleno sentido. La respuesta a esta profunda paradoja metafísica, agresivamente molesta para el dualismo de la mente occidental es "NO", el árbol no hace ruido. No puede hacerlo, ya que no hay escuchador (sea hombre, bestia u otra entidad) que "realice" ese aspecto de la realidad. Esto trata sobre todo el problema del observador y lo observado, y como el observador es en realidad un co-creador de la realidad, ya que, de hecho, todo observador no es otra cosa que un punto de vista cósmico, un aspecto del universo contemplandose (realizándose) a si mismo. Esto es exactamente lo que Niels Bolr estaba diciendo con la famosa "interpretación de Copenhague" de la física cuántica que tanto exasperó a Einstein y al resto de los físicos aún apegados a los fundamentos dualistas de la vieja escuela aristotélica (el llamado "paradigma de la representación")
Que paséis un feliz dia y muchas gracias por vuestro tiempo
Jesús Miravalles Gil
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