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26 de mayo de 2013

LA ESCUELA QUE ME TOCÓ VÍVÍR

Una de las cosas que más recuerdo de mi niñez es la escuela, en aquella época los maestros estaban con los chicos y las maestras con las chicas.
Los maestros antes eran muy autoritarios. Hoy en día los profesores no pegan, pero antes si.
Los castigos estaban a la orden del día y, dependiendo quien los aplicara, podían ser humillantes y crueles para el alumno.
Los castigos más comunes eran poner al alumno de cara a la pared con los brazos en cruz y sosteniendo pesados libros en ambas manos, hasta que el maestro te perdonaba y podías volver a tu pupitre.
Pero antes ya te  habían puesto las orejas de burro; de los tortazos, los coscorrones y alguna que otra “colleja”.
También era costumbre hacer que el alumno copiara de quinientas a mil veces una frase como por ejemplo “No hablaré en clase” o “No contestaré a mi maestro”.
Uno de los peores maestros que tuve tenia un cajón de su mesa lleno de pelotas de goma  macizas, y tenía por costumbre lanzarlas como verdaderos proyectiles contra los alumnos que veía hablar.
Tengo que decir que por mucho  tiempo, la silla del maestro fue el blanco de nuestras travesuras o rencores de los alumnos.
Todos los días al entrar teníamos que “formar” en el patio, como en la “mili”. Nos poníamos en fila al estilo falangista mientras nos hacían cantar el “Prieta las Filas”.
La religión estaba siempre muy presente en la escuela la clase empezaba con una oración y, para Semana Santa “Viacrucis”, para Mayo “Con flores a María”etc,etc. Con estas practicas nos tenían bien aleccionados para el día de mañana.
Los inviernos en Roa eran muy fríos y las clases se calentaban con estufas de serrín, cada día no faltaban voluntarios que les agradaba realizar esta tarea.
De aquellos años no recuerdo haber pasado hambre la comida era algo más precaria pero tengo que decir que en mi casa afortunadamente nunca me faltó para merendar un trozo de pan con vino y azúcar, acompañado con una porción de chocolate, con estos ingredientes os puedo asegurar que la merienda se convertía en algo delicioso.
Recuerdo también que de manera obligatoria nos decían que teníamos que llevar todos un vaso de plástico, porque a la hora del recreo nos darían a cada uno un vaso de leche en polvo.
Esto lo preparaban en grandes perolas y luego se repartía en el patio, yo la encontraba un poco horrible pero es lo que había luego más tarde nos la traían de Burgos en un camión embotellada y de mejor calidad, y la verdad sea dicha te apetecía repetir.
Y como no recordar aquellos  libros de Don Antonio Álvarez era un joven maestro de Zamora, escribió una enciclopedia que fueron los libros de texto de millones de niños, y niñas de mi época , donde aún conservo alguno de ellos.
En fin con esto he tratado de hacer un pequeño viaje al pasado y revivir aquellos momentos y vivencias que te van dejando esas pequeñas cosas que se quedaron en mis recuerdos de la escuela que me toco vivir, y que con mucho cariño lo escribo en este blog.
                                  Muchas gracias por vuestro tiempo en seguir ahí
Jesús Míravalles Gil
                                

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