BLOG DEDICADO A LAS MENTES MAS DESPIERTAS E INCONFORMISTAS Y QUE OS AYUDARA A DESPERTAR...



21 de diciembre de 2023

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

 Para Mentes Despiertas les desea ¡¡Feliz Navidad!! en especial a los lectores/as que respetan el medio ambiente y la vida animal, vaya desde aquí también mi solidaridad con el pueblo Palestino, sabiendo de antemano quien es la manzana y quien es el reptil.

15 de diciembre de 2023

"USTED ES INNACIDO"



 “Usted es innacido. Todo lo que observa es creado y desaparecerá. Yo no tenía conocimiento de mi eseidad. Lo Absoluto no tiene ningún lugar. Es innacido. He llegado a la conclusión: Yo soy innacido, era innacido y permaneceré innacido”.

- Nisargadatta Maharaj  El león que creía ser una oveja


Cuenta una leyenda hindú que un cachorro de león fue abandonado por su madre y acogido posteriormente por un rebaño de ovejas. El tiempo pasaba y el cachorro iba creciendo, sin abandonar nunca la compañía del rebaño. Tal era la situación, que el cachorro tenía la convicción de ser una oveja más. En realidad, ya era un león enorme, de aspecto fuerte y vigoroso, pero en su interior se mantenía la creencia de ser una oveja. Un día se acercó al rebaño un león adulto y hambriento. Este león se quedó extrañado al observar que no solo las ovejas huían despavoridas al notar su presencia, sino que también huía balando y brincando el león que se tomaba a sí mismo por una oveja. El león adulto y hambriento consiguió, no sin esfuerzo, dar alcance al león que se había criado con el rebaño, y le arrastró hacia un lago, en cuyas aguas pudo ver su rostro reflejado. Fue entonces, al verse reflejado en la superficie del lago, cuando de su interior surgió poderosamente la firme convicción de ser un auténtico león. La falsa creencia de ser una oveja se había disipado para siempre, y a partir de ese instante ya nada le haría dudar de su verdadera naturaleza.

La falsa auto-identificación constituye todo el problema. Nos hemos tomado por un cuerpo, que es lo mismo que decir que consideramos que hemos nacido y, por tanto, que vamos a morir. A veces, como en la historia, alguien que conoce su verdadera naturaleza, que también es la tuya, se acerca, te muestra el camino a la Verdad y te dice que tú también eres Eso. A partir de ese momento ya nada volverá a ser como antes. Ya no serás quien creías ser. Puede resultar duro y doloroso que alguien te diga que tú no eres una persona, pero lo realmente duro y doloroso es que sigas creyendo que lo eres.
Nisargadatta es muy claro al respecto:
“Yo sólo le pido que deje usted de imaginar que usted ha nacido, que tiene padres, que tiene un cuerpo, que morirá y así sucesivamente”.
La creencia de haber nacido es un concepto que golpea fuerte. Hay que dar un primer paso para que se desmorone ese concepto sobre el que hemos construido una vida de problemas. Por eso es por lo que Nisargadatta recomienda romper ese hechizo con otro: “Identifiquese con el «yo soy» y no habrá ninguna muerte”. Se trata de cambiar la identificación con el cuerpo por la identificación con el “yo soy”. Considerarse a uno mismo como la yosoidad o consciencia, y morar ahí, es el primer y único paso para llegar a conocer nuestra verdadera naturaleza. El paso final se produce por si solo cuando a base de permanecer constantemente en el “yo soy”, esta “yosoidad” es trascendida. Entonces solo queda lo Absoluto.
Te convertiste en mortal en el mismo momento en el que aceptaste tu nacimiento como algo real. Es como una peligrosa flecha que te alcanza: si no te la quitas a tiempo, la muerte es inevitable. En tu
entorno te han convencido de que tú has nacido, en cierto lugar y en cierta fecha, pero no debes aceptarlo ni un segundo más. Tienes dos opciones. Una es aceptar tu nacimiento y, consiguientemente,


 tu muerte. Nacimiento y muerte son dos caras de la misma moneda y, por tanto, inseparables. La otra opción es aceptar que tú eres no nacido, y permanecer en la sensación de ser o consciencia. Está claro que tú no eres esa consciencia porque es algo que puedes observar, y nada de lo que puedas observar eres tú. Pero tarde o temprano esta sensación de ser será trascendida. Entonces solo queda Lo Eterno. Tú eres Eso.
Todos nos hemos creído ovejas, todos hemos dado la espalda a nuestro principio eterno. Romper ese lazo con lo ilusorio, mantenido durante tanto tiempo, exige fe y compromiso. Pero ahora estás siendo llevado hacia el lago para que en sus aguas puedas ver reflejada tu Naturaleza Inmutable, sin nacimiento y sin muerte. Aún queda un último paso. Debes abrir los ojos para poder ver tu reflejo. De ti depende, abrir los ojos o seguir a ciegas: oveja o león, muerte o eternidad, falsedad o realidad. El rebaño no te mostrará el camino, está ocupado siendo rebaño. El mundo es mundo, y te sumerge en él constantemente. Pero con la llegada del león todo cambia. La falsa auto-identificación de cualquier león atrapado en la ignorancia de ser oveja, corre el riego de ser fulminada. La llegada de un Nisargadatta Maharaj, de un Ramana Maharshi, cambia todo el panorama. Muchos, no obstante, seguirán refugiándose en el rebaño, continuarán con su constante huir en la vida, dominados por un miedo que abrazaron desde el mismo momento en el que se creyeron criaturas que nacieron en un mundo. Un mundo que les da la espalda a menudo y en el que, vanamente, siguen albergando esperanzas de prosperidad. Pero los más intrépidos, los más raros, no dudarán en seguir el consejo de aquellos grandes sabios que desde tiempo inmemorial proclaman: “USTED ES INNACIDO”. A partir de entonces ya nada será igual. Ya no habrá huidas ni miedos. Cuando el consejo de los sabios es seguido con diligencia, uno encuentra que el estado que había millones de años antes de que el cuerpo naciese, sea cual fuese ese estado, está presente ahora y siempre. Ese estado siempre prevalece.
El estado anterior a la concepción del cuerpo
De manera recurrente e incisiva, como si del timbre de un despertador se tratase, Nisargadatta preguntaba a sus oyentes:“¿Cuál era el estado que había unos días antes de que usted fuera concebido?”.
No había respuesta posible, la mente quedaba en evidencia ante este tipo de preguntas. Como cuando comparaba al jnani con el hijo de una mujer estéril. No es difícil imaginar la cara de aquellos que le escuchaban estas frases por vez primera. Es posible apreciar en los vídeos de sus satsangs la reacción de las gentes ante este tipo de afirmaciones: caras petrificadas, propias de intentar comprender con el intelecto lo que está más allá del mismo. Muchos escuchaban todavía desde la entidad cuerpo-mente, asistían a las charlas con el concepto persona grabado a fuego, a pesar de que se les recordaba que no se trataba de una charla de una persona a otras personas, sino que la consciencia hablaba a la misma consciencia. Pero incluso esta consciencia es un fraude. Lo Absoluto no necesita de ninguna charla, de ninguna acción de ningún tipo. Es completo. Pero la consciencia, en cambio, quiere continuar en un cuerpo, quiere seguir tanto como sea posible. Eso es el amor de ser, el amor de la existencia. El que se conoce a sí mismo como lo Absoluto, en cambio, no rogará por un minuto más de vida cuando la muerte del cuerpo esté cerca. Sabe que solo lo Absoluto es, lo demás es puro entretenimiento ilusorio. Para alguien así, no hay ninguna necesidad de nada. Recuerda que tú eres no nacido. Esa es la gran noticia. Ese es el gran mensaje. Por Miguel Amez Alonso www.nodualidad.info.

19 de noviembre de 2023

PRESENCIA Y ESENCIA


 Rara vez vive la gente la experiencia de la esencia, y nunca la reconoce como tal, por eso empezaremos echando un vistazo a la cualidad de una experiencia relacionada que se vive y comenta con más frecuencia: la cualidad de la presencia. La expresión «estoy presente» se utiliza a menudo en círculos espirituales y psicológicos, asumiendo que su significado es comprendido. Preguntamos: ¿qué quiere decir esta expresión? ¿Qué significa realmente estar presente? La mayoría de las veces la expresión no se usa de una manera clara o precisa; la mayor parte de las personas, si se les pregunta, son incapaces de explicar qué quieren decir con «presente».
Pero debe haber una condición real que garantice el empleo de la expresión «estoy presente». ¿Cuál es esa condición? La expresión significa literalmente que hay un «yo» que se encuentra presente en este momento. ¿Es exacto este significado literal?

Obviamente, cuando decimos «estoy presente» no queremos decir exactamente que somos conscientes de ello, de otra manera lo diríamos mucho más a menudo. Existe una diferencia entre el significado de «estoy presente» y el de «soy consciente», aunque ambas expresiones pueden coincidir y con frecuencia lo hagan. ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué nos hace decir «presente» en lugar de «consciente»? ¿Qué diferencia existe entre la experiencia de «estoy presente» y la experiencia de «soy consciente»? ¿Cuál es el elemento que explica la presencia?
Indaguemos el significado de presencia contemplando y analizando su experiencia real. Examinemos una situación conocida, la experiencia estética. Mis ojos captan la visión de una hermosa rosa roja. De pronto, mi visión es más clara, mi sentido del olfato más profundo. Es como si estuviera dentro de mi visión, como si estuviese dentro de mi olfato. Al mirar, oler y apreciar la rosa, es como si hubiera algo más en mí.
Este fenómeno no se limita al hecho de una conciencia ampliada que me hace sentir una experiencia más profunda de la rosa a través de mis ojos y fosas nasales, una experiencia más honda a través de mis sentidos.

En la experiencia de una presencia ampliada, es como si encontrase mis percepciones a mitad de camino. Es como si algo de mí, algo más o menos palpable, estuviese presente en mis ojos y en mi nariz. Algo en mi interior, además de mis canales perceptivos, está participando en la experiencia de la rosa. Y este algo no se refiere a mi memoria ni a asociaciones pasadas con las rosas.
En cierto sentido, mi conciencia aumentada mejora realmente la presencia de la rosa, o de cualquier otro objeto estético, como una pieza musical o una pintura. A veces, una mayor conciencia mejora sólo una cierta cualidad de un objeto: la belleza de la rosa, su color, su olor o su frescura. Pero otras veces se siente la rosa en cuanto rosa, como presencia en sí misma. Si esta experiencia es suficientemente profunda nuestra propia presencia aparece realzada. «Es como si estuviera más aquí», dice la expresión. ¿Pero qué es esta presencia? ¿Acaso hay realmente un «yo» que está más presente, o qué ocurre exactamente?
Naturalmente, la experiencia estética no se limita a una respuesta a la belleza. Podría ser la experiencia del sobrecogimiento que sentimos ante la inmensidad del océano o la grandeza de una cordillera de montañas. Puede ser la experiencia del sentimiento de admiración cuando uno presencia el heroísmo de una persona o un grupo, o el coraje o la audacia de un explorador.
Estamos considerando los momentos, por raros que sean, en que sentimos como si hubiera algo más de nosotros compartiendo la experiencia. Nos proponemos comprender qué significa «más de nosotros». ¿Más de qué? ¿Cuál es el elemento que proporciona a nuestra experiencia esta sensación de presencia?
Tampoco ignoramos que algunas personas tienen una presencia superior a la de las demás. Decimos «tiene más presencia», o «tiene una presencia imponente». Pero ¿podemos especificar a qué nos referimos? No nos estamos refiriendo a la cualidad de una presencia de ánimo, que tiene una mayor conciencia. La «presencia» misma es algo más que eso.

La presencia también puede sentirse en momentos de intensa y profunda emoción, cuando una persona sufre un estado emocional que no puede controlar o inhibir, cuando está envuelta de todo corazón en una sensación, totalmente inmersa en ella, de una manera libre y espontánea sin ocultarlo ni oponerse. Esto sucede normalmente sólo cuando dicha persona se siente totalmente justificada para sentir esas emociones.
Esta experiencia de una situación que aparece colmada por una cierta presencia también puede sentirse en la pureza y soledad de la naturaleza. En momentos de sosiego y soledad en el mundo natural, una persona es consciente de que el entorno mismo tiene una presencia que afecta profundamente a su mente y su corazón. No es infrecuente, cuando uno está ocupado con los asuntos del mundo y la mente permanece vacía y en calma, que la naturaleza se presente a sí misma no sólo como los objetos que la constituyen sino como una presencia viva.
Se puede percibir una cordillera de altas y rocosas montañas como una inmensidad, una solidez, una inflexibilidad que está viva, que está ahí. Esta inmensidad e inflexibilidad parecen a veces manifestarse ante nuestros ojos, afectarnos, no como un objeto inanimado, sino como una presencia clara y pura. Parece contactar con nosotros, tocarnos. Y si somos abiertos y sensibles podemos participar en esta inmensidad, podemos, entonces, sentirnos a nosotros mismos como aunados con la inmensidad, la inflexibilidad y la vastedad.
Igual que las montañas tienen su presencia particular, también la tienen los bosques, los océanos, los ríos y los prados. Uno puede incluso sentir la presencia de un árbol, como Krishnamurti relata en una de sus contemplaciones solitarias:
«Había una intensidad en el árbol, no la terrible intensidad de su contacto, de su inmediatez, sino la intensidad de un ser completo, simple, único, que aun así formaba parte de la tierra. Los colores de las hojas, de las escasas flores, del oscuro tronco, se intensificaron miles de veces...» (1)
Lo que nos importa en nuestra discusión de la presencia es que en esas crisis raras de vida y muerte, cuando nuestras capacidades ordinarias para la percepción y acción nos fallan, puede emerger en nuestro interior un poder desconocido hasta entonces: una presencia tranquila y serena que se hace cargo de la situación y actúa sin el estorbo de nuestros pensamientos y estados emocionales. Esta condición no se experimenta simplemente como la ausencia de pensamientos obstaculizadores y conflictos emocionales. Se trata, más bien, de la presencia positiva de un poder, de una inteligencia superior que no es física, emocional o mental.
Este incremento potencial de presencia en situaciones peligrosas es utilizada por algunas personas, como aventureros o atletas, mediante la búsqueda o logro de situaciones que les obligan a estar intensamente presentes. No estamos hablando de la persona que busca excitación emocional implicándose en situaciones peligrosas, sino más bien en el individuo que, sabiéndolo o no, busca situaciones de peligro en las que la excitación y las emociones son un impedimento; en las que, por el contrario, se requiere una fuerza tranquila y una presencia inteligente.
Este potencial creado por las situaciones de extraordinaria presión es reconocida y utilizada por algunos sistemas de desarrollo personal. Se obliga al discípulo a permanecer despierto y presente en situaciones de extrema dificultad emocional o fatiga física. En tales momentos la mente cotidiana habitual no puede funcionar. El individuo tenderá a descargarse emocionalmente o a echarse a dormir si la fatiga es el resultado de una prolongada falta de sueño. Pero si se le mantiene despierto e intenta por voluntad propia estar presente en estas circunstancias, emergerá en su interior una inteligencia o una fuerza que puede cambiar por completo su situación.
En el budismo zen, esto se logra proporcionando al discípulo un koan, una frase o pregunta enigmática que la mente discursiva es incapaz de entender. La persona la repasa de todas las formas posibles, mental y emocionalmente, hasta que alcanza la extenuación intelectual y emocional. Si está preparado, y si la situación es oportuna, entonces un momentáneo silencio y sosiego le producirá un flash o satori, una realización carente de emociones y palabras. Los seguidores sin experiencia normalmente asumen que la realización debe ser una especie de idea. Sin embargo, en el zen, las realizaciones más profundas son vislumbres del ser, del ser-como-tal, de la presencia de la realidad. La realización más profunda es la experiencia de la presencia.
Gurdjieff llamó a la parte real de nosotros, la parte que puede experimentar el «yo soy», nuestra esencia. Definió la esencia como la parte de nosotros con la que nacemos y que no es un producto de nuestra educación o de nuestro aprendizaje.
Así pues, en la experiencia de la presencia, lo que está presente es la esencia, nuestra verdadera naturaleza, que es independiente de los condicionamientos. Presencia y esencia son lo mismo. Hemos hablado de la presencia con intención de proporcionar una muestra de lo que es la esencia. Como vemos, la esencia es la parte de nosotros que supone la experiencia del «yo soy». La esencia es la experiencia directa de la existencia. Naturalmente, la esencia puede experimentarse como otras cosas, tales como el amor, la verdad, la paz y demás. Pero el sentido de la existencia es su característica más fundamental. Es el aspecto más claro y más definido, y que lo sitúa al margen de otras categorías de la experiencia. La esencia es, y eso es lo más básico de su experiencia.

Esta experiencia del «yo soy», de la percepción directa de la existencia, no es una experiencia mental o emocional, y no puede comprenderse a partir de la perspectiva de las categorías normales de la experiencia. La mente puede pensar acerca de la existencia, pero no puede alcanzarla. Ya lo hemos visto al hablar de la presencia. La respuesta a la pregunta: «¿Qué es la esencia»?, sería «lo que de nosotros puede experimentar el “yo soy”». La esencia es lo único que tenemos que es directamente consciente de su propia existencia. La conciencia de su existencia es una cualidad intrínseca de la esencia. Un autor tibetano lo expresa así, «Por lo tanto, (en lo que se refiere a la experiencia) un estrato fundamental o existencialidad (sku), y una fundada y prístina facultad de conocimiento (ye-shes), sin que desde el mismo principio pueda una ser añadida o sustraída de la otra; están presentes como la verdadera naturaleza del sol (y su luz)».
Alguien podría argumentar que todas las personas saben que existen, aunque podrían no conocer su esencia. Esto es a la vez verdadero y falso. Ellos saben que existen, pero no lo saben directamente. El normal conocimiento de la existencia se realiza a través de la deducción; no es un conocimiento directo. Este tema ha sido discutido ampliamente por los filósofos. Descartes ejemplifica el modo normal de conocimiento de la existencia con su Cogito ergo sum («Pienso, luego existo»). Podemos inferir la existencia sólo a través de varios tipos de experiencia. Normalmente, pensamos que existimos porque podemos ver nuestros cuerpos, escuchar nuestras voces, sentir nuestras sensaciones, y así sucesivamente. Descartes fue más refinado al decir que sabemos que existimos porque sabemos que pensamos.
Así pues, siempre existe una deducción a partir de alguna percepción. Y la deducción se realiza a partir de algo que viene a ser muy vago. Cuando alguien dice: «pienso, luego existo», ¿qué quiere decir con «yo»? ¿Está expresando con claridad lo que quiere decir?
Y puesto que media una inferencia, no existe una certeza absoluta. Debería haber una certeza lógica. Debería haber una certeza basada en el sentido común. Pero no existe una certeza existencial real, sentida en profundidad. No existe la seguridad absoluta en la deducción porque la certeza existencial a través de la experiencia precisa de una experiencia directa, de hecho, de la experiencia y percepción más directa.
La percepción y experiencia más directa es la de la identidad, cuando somos lo que experimentamos, cuando la percepción es tan directa que lo que se percibe y lo percibido son la misma cosa. Esto es exactamente la experiencia de la esencia.
No existe deducción alguna de nada más, sino que se trata de la experiencia más directa. El que experimenta y lo experimentado son la misma cosa. No existe separación entre sujeto y objeto. El sujeto y el objeto son lo mismo: esencia.
No es sólo que no haya ninguna deducción. Tampoco hay un medio interpuesto para la percepción. Normalmente, siempre hay un medio interpuesto que permite que un sujeto experimente un objeto. Cuando el ojo ve un objeto, el medio interpuesto es la luz, pero cuando la esencia es consciente de sí misma, no hay intermediario alguno. El objeto, el sujeto y el medio de percepción son todos lo mismo: esencia. También el órgano mismo de la percepción es esencia. En la experiencia sólo hay esencia. Esencia es el sujeto. Esencia es el objeto. Esencia es el medio de percepción. Esencia es el órgano de percepción. Esencia es la experiencia. No existe separación en absoluto, ni dualidad y ni diferenciación.
La experiencia de la esencia como existencia, la experiencia del «yo soy» no es como si existiese un sujeto que cumpla la función de actor de la existencia. El «yo» y el «soy» no están separados. El «yo soy» es una experiencia unitaria. La naturaleza de la esencia, del ser real, es la existencia. El «yo» en sí mismo es existencia.
Por eso resulta más exacto decir que la parte de mí que es existencia está presente. La esencia es la única parte de mí que realmente existe, en el sentido de experimentarse en sí misma como existencia pura, presencia pura.
Hemos investigado la cuestión de la presencia, y hemos visto que la presencia es la presencia de nuestra esencia. Es la parte real de nosotros, la parte no condicionada o producida por el entorno. Es nuestra naturaleza intrínseca. Hemos visto también que la esencia es la única parte que es directa e íntimamente consciente de su propia existencia, y con certeza.
La esencia no es simplemente la única parte de nosotros que es consciente de su existencia. Es lo que existe. Y no sólo es lo que existe, sino también la existencia. Esta existencia no es sólo la naturaleza del hombre sino la naturaleza de todo. Es la unidad de todo, o como dice Shabistari, el sufí del siglo XIV:
Hay un átomo más grande que el todo:
La existencia; pues contemplar el universo
Supone, que el universo mismo existe.
Existir en sus diversas formas externas,
Que en su ser interior albergan la unidad.
En términos de experiencia, la presencia y la existencia son algo diferente, pero sólo de grado. La presencia es la presencia de la esencia, de aquello que es existencia. Sin embargo, debemos profundizar mucho en esta experiencia de la presencia para llegar a percibir la naturaleza más básica de la esencia, que es la existencia. Por tanto, la presencia es la presencia de la esencia. La existencia es la naturaleza más íntima de la esencia, que la destaca de todas las demás categorías de la experiencia. Cuando esta experiencia tiene lugar, no es vaga, oscura o indefinida; no es una intuición o una idea fugaz. Es una experiencia muy definida, clara y precisa del «yo soy». Una cosa es la precisión y otra la certeza.
Autor:A.H.Almaas https://www.nodualidad.info/articulos

7 de agosto de 2023

KEN WILBER: DA LA RESPUESTA AL "KOAN" DE UNA SOLA MANO APLAUDIENDO



¿Conoce usted el dicho Zen: "¿cuál es el sonido de una mano aplaudiendo?". La estructura habitual de la experiencia normal es que necesitamos dos manos para aplaudir, tenemos una sensación de nosotros mismos ―como sujeto― "aquí" y del mundo ―como objeto― "ahí", según la cual el objeto ubicado "ahí" impacta en mí como sujeto y, entonces, las dos manos chocan entre sí y aparece la experiencia.
De este modo, la estructura típica de la experiencia es como un puñetazo en el rostro. El yo ordinario es un yo maltratado, maltratado "en última instancia" por un universo que se halla "fuera de aquí". El yo ordinario es un conjunto de contusiones, de cicatrices, el resultado de las dos manos de la experiencia chocando entre sí y los moretones de esos golpes son duhkha, el sufrimiento. Como Krishnamurti solía decir, en el hiato existente entre sujeto y objeto se asientan todos los misterios de la humanídad.
Pero en el estado no dual, desaparecen las dos manos y súbitamente el sujeto y el objeto devienen una sola mano. De repente, ya no hay nada fuera de usted para golpearle, herirle y atormentarle. Súbitamente, no es usted quien tiene una experiencia, sino que es toda experiencia que aparece, liberándose, de ese modo, de inmediato en la totalidad del espacio; usted y el Kosmos entero son una mano, una sola experiencia, un solo despliegue, un gesto de gran perfección. No hay nada ajeno que pueda usted querer, desear, buscar o apresar porque su alma se expande hasta los confines del universo y lo abraza todo con un gozo infinito. Usted está tan pleno y tan saciado que las fronteras del Kosmos estallan por doquier y le dejan, más acá de toda fecha, de toda duración, de todo tiempo y de toda localización, flotando en el océano de la atención infinita. Usted se ha liberado en la Totalidad, usted es la Totalidad, el Kosmos radiante que se contempla a sí mismo, el universo de Un Sólo Sabor, y ése sabor es infinito.
¿Cuál es, pues, el sonido de una sola mano aplaudiendo? ¿Cuál es el gusto de Un único Sabor? ¿Cuál es, cuando ya no hay nada fuera de usted qué pueda golpearle, herirle o empujarle, el sonido de una sola mano aplaudiendo?
¿Ve la luz del sol en las montañas? ¿Siente el frescor de la brisa? ¿Qué hay que no sea, finalmente, evidente? ¿Quién no está ya, en última instancia, iluminado? Como dijo un maestro Zen: "Cuando escuché el sonido de una campana, no había yo ni tampoco campana sino tan sólo tañido". ¡En la experiencia inmediata no hay dos! Ni interior y exterior, ni sujeto y objeto, sólo conciencia inmediata, el sonido de una mano aplaudiendo.
Usted ya no está "aquí", en este lado de una especie de ventana transparente, contemplando a un universo que se halle "ahí". La ventana transparente se ha hecho añicos, su cuerpo-mente se ha desvanecido, usted se ha liberado para siempre de esa prisión, ya no se halla "detrás de su rostro" contemplando el Kosmos, sino que usted, simplemente, es el Kosmos. Usted es todo eso. Ese precisamente es el motivo por el cual puede tragarse el Kosmos y atravesar los siglos sin que nada, nada en absoluto, pestañee. El sonido de una mano aplaudiendo es el sonido del Big Bang, el estallido de la explosión de las supernovas, el sonido del canto del petirrojo, el estrépito de una cascada en un día transparente como el cristal, el sonido, en suma, de la totalidad del mundo manifiesto... y usted es ese sonido.
Ése también es el motivo por el cual su Rostro Original no está aquí. Su Rostro Original es la más completa Vacuidad, la transparencia misma de la que emana todo ese resplandeciente despliegue. Si aparece el Kosmos, usted es eso; si no aparece nada, usted también es eso; en cualquier caso, usted es eso. El hecho es que usted no está "aquí", la ventana ha desaparecido, y la separación entre sujeto y objeto se ha esfumado en la nada. En ningún lugar hay dos, el mundo nunca le ha sido dado en dos veces sino siempre de una sola vez... y usted es eso. Usted es El único Sabor.
Pero ese estado no es algo que usted pueda alcanzar. Este estado no dual, este estado de Un Sólo Sabor, es la naturaleza misma de toda experiencia antes de que usted la cercene. No es posible alcanzar ese estado a través del esfuerzo, porque es la condición real de toda experiencia antes de que usted haga algo con ella. Este estado no construido es anterior al esfuerzo, anterior a cualquier intento de alcanzarlo, anterior a cualquier tentativa de evitarlo, es el mundo real antes que usted haga algo con él, antes incluso de cualquier esfuerzo por tratar de "verlo de manera no dual".
Así pues, usted no tiene que hacer nada especial para despertar o para experimentar lo no dual, porque su misma naturaleza ―su naturaleza anterior a todo movimiento, anterior a todo esfuerzo, anterior a todo artificio― es no dual. Si aparece el esfuerzo, bien, si el esfuerzo no aparece también bien; en cualquier caso, sólo existe la inmediatez del único Sabor, previo tanto al esfuerzo como al no esfuerzo.En modo alguno se trata, pues, de un estado en el que sea difícil entrar porque, de hecho, es un estado del que resulta imposible salir. Usted siempre ha estado en Él. Ni un solo momento se ha hallado usted en un lugar en el que no pudiera experimentar ese estado ―que no es un estado―, en el que no pudiera experimentar el Único Sabor, la única constante de todo el Kosmos, la única realidad de todas las realidades. Nunca ha habido, desde siempre, un solo instante en el que usted no fuera consciente de este Sabor, nunca ha habido un solo instante en el que no estuviera contemplando directamente su Rostro Original con la contundencia de un soplo de aire polar.
Obviamente, solemos mentirnos y con frecuencia somos poco sinceros con respecto al universo de Un único Sabor, con respecto al sonido primordial de una mano aplaudiendo, con respecto a nuestro propio Rostro Original. Y el objetivo de las tradiciones no duales no consiste tanto en producir ese estado ―lo cual, por otra parte, sería imposible―, sino simplemente en señalárselo hasta que ya no pueda seguir ignorándolo y deje de mentirse a sí mismo sobre su verdadera Esencia.
El estado primordial es anterior, pero no distinto, al mundo de las Formas dualistas. En ese estado primordial, no hay sujeto ni objeto, exterior ni interior, derecha ni izquierda. Todos esos dualismos
siguen apareciendo, pero son verdades relativas, no verdades primordiales o absolutas. La verdad primordial es el sonido de la campana, la verdad relativa es el "yo", "la campana", la mente, el cuerpo, el sujeto y el objeto. Todos estos elementos son relativamente ciertos, pero no constituyen, como diría Eckhart, la última palabra.En consecuencia, no es posible resolver el conflicto inherente a todos los dualismos relativos en el plano relativo. No hay nada que usted pueda hacer para que "yo" y "la campana" se unifiquen, lo único que puede hacer es reposar en el sonido previo de la campana. Este conflicto, en realidad, no puede resolverse sino que sólo puede disolverse, porque resulta imposible reducir el sujeto al objeto o el objeto al sujeto, y lo único posible es reconocer el sustrato primordial del que ambos son un mero reflejo incompleto.
Éste es el motivo por el cual los dilemas inherentes a esos dualismos ―entre mente y cuerpo, mente y cerebro, conciencia y forma, mente y naturaleza, sujeto y objeto, derecha e izquierda― no podrán resolverse jamás en un plano relativo, y la filosofía convencional es incapaz de resolverlos. Éste es un problema que no se resuelve, sino que se disuelve en el estado primordial, lo cual, dicho de otro modo, deja los dualismo tal cual son, es decir, poseyendo una cierta realidad convencional o relativa, lo suficientemente real en sus propios dominios pero, en modo alguno, la realidad absoluta.
Autor: Ken Wilber  https://www.nodualidad.info/textos/lo-no-dual.html

29 de julio de 2023

INDAGACIÓN: ¿QUÉ O QUIEN SOY?


 ¿Qué o quién soy? (Por Adyashanti)
Mi mayor interés en la vida es despertar de la identificación del estado de sueño y alcanzar la verdad de la unidad. La totalidad de mi enseñanza como maestro espiritual se basa en eso. Así que yo propongo la utilización de la indagación meditativa como herramienta de ayuda para desarrollar la energía del despertar, para desarrollar la conciencia de nuestra verdadera naturaleza. Sin embargo, veo que muchas personas están buscando fuera de ellas mismas y se hacen preguntas que trascienden su experiencia. Todo el mundo ha escuchado el consejo de "mira en tu interior" y, sin embargo, muchos de nosotros seguimos mirando fuera. Aunque nos hagamos preguntas espirituales, normalmente seguimos enfocándolas hacia fuera. ¿Qué es Dios? ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Por qué estoy aquí? Aunque estas preguntas sean relevantes para la personalidad, todavía no son la pregunta más íntima.
La pregunta más íntima que podemos hacernos, y la que tiene mayor poder espiritual, es ésta: ¿qué o quién soy? Antes de preguntarme por qué estoy aquí, quizá debiera averiguar quién es este "yo" que se hace la pregunta. Antes de preguntar "¿qué es Dios?", tal vez debiera preguntarme quién soy yo, quién es este "yo" que está buscando a Dios. ¿Quién soy, quién está viviendo esta vida? ¿Quién está aquí mismo, ahora mismo? ¿Quién está en el camino espiritual? ¿Quién es ese que está meditando? ¿Quién soy yo realmente? Ésta es la pregunta que inicia el víaje de indagación espiritual para que puedas descubrir por ti mismo quién y qué eres realmente.

Así que el primer paso es contar con una pregunta espiritual potente como "¿qué o quién soy yo?". El segundo paso es saber hacer esa pregunta. He podido comprobar, una vez más, que muy pocas personas saben hacerse una pregunta espiritual potente. Si no sabemos preguntar, nos perderemos en nuestra mente. Seguiremos sentándonos y nos quedaremos pensando sobre quién somos eternamente. Seguiremos leyendo discursos espirituales, filosóficos o religiosos sobre quién somos y por qué estamos aquí, y sobre todo este asunto. Seguiremos haciéndolo eternamente y sólo terminaremos con más pensamientos, con más ideas, con más creencias (y no con lo que realmente necesitamos, que es un vislumbre de comprensión, un vislumbre de reconocimiento de la verdad de nuestro ser). La indagación espiritual nos ayuda a desarrollar ese vislumbre. Así que ¿cómo debemos hacer la pregunta? ¿Cómo podemos descubrir lo que realmente somos?
El sendero de la eliminación
Antes de descubrir qué somos realmente, debemos empezar por descubrir lo que no somos. Si no, nuestras suposiciones seguirán contaminando toda la investigación. A esto podríamos llamarlo el sendero de la eliminación. En la tradición cristiana lo llaman la Vía Negativa, el sendero negativo. La tradición hindú del Vedanta lo llama Neti-neti, que significa "esto no, eso no". Todos ellos son senderos de eliminación, formas de descubrir lo que somos a través de lo que no somos.
Empezamos por observar nuestras ideas acerca de lo que somos. Todos tenemos muchísimas ideas de las que ni siquiera somos conscientes, así que empezamos por observar las cosas más sencillas sobre nosotros. Por ejemplo, observamos nuestra mente y nos damos cuenta de que en ella hay pensamientos. Claramente, existe algo o alguien que se da cuenta de los pensamientos. Aunque no sepas qué es, sabes que está ahí. Los pensamientos vienen y van, pero el testigo de los pensamientos permanece.
Si los pensamientos vienen y van, entonces tú no eres los pensamientos. El hecho de darse cuenta de que tú no eres los pensamientos tiene mucha importancia, pues la mayoría de la gente presume que ellos son lo que piensan. La gente se identifica con lo que piensa. Sin embargo, basta un simple vistazo a tu propia experiencia para demostrarte que tú eres el testigo de tus pensamientos. Tú no eres lo que piensas que eres. Hay algo más primordial que observa los pensamientos.

También existen las sensaciones. Todos tenemos sensaciones emocionales: felicidad, tristeza, ansiedad, alegría, paz. Tenemos sensaciones en el cuerpo, ya sean de energía (una contracción por aquí, una apertura por allá) o el simple picor en el dedo de un pie. Existen diversas sensaciones y también existe un testigo de esas sensaciones. Existe algo que es el testigo y que toma nota de todas tus sensaciones. Así que tienes sensaciones y tienes conciencia de esas sensaciones. Las sensaciones vienen y van, pero la conciencia de las sensaciones permanece. Y aunque no tengamos que negar ninguna de las sensaciones que experimentamos, debemos saber que nuestra identidad más verdadera y profunda no es una sensación. No puede serlo, pues hay algo más primario, anterior a la aparición de las sensaciones: la conciencia de esas sensaciones.
Esto mismo se lo podemos aplicar a las creencias. Tenemos muchas creencias y tenemos la conciencia de esas creencias. Las creencias podrán ser espirituales, creencias sobre tu vecino, sobre tus padres, sobre ti mismo (éstas suelen ser las más dañinas), y sobre una gran variedad de cosas. Las creencias son pensamientos que asumimos como verdad. Todos podemos ver que nuestras creencias han ido cambiando según hemos ido creciendo, según hemos ido avanzando por la vida. Las creencias vienen y van, pero la conciencia de las creencias es anterior a las creencias; es más primaria. Entonces podemos ver fácilmente que nosotros no podemos ser nuestras creencias. Las creencias son algo de lo que somos testigos, algo que vemos, algo que percibimos. Pero las creencias no nos dicen quién es el observador; no nos dicen quién es el que las percibe. El observador o el que las percibe, el testigo, es anterior a las creencias.
Esto mismo podemos aplicarlo a nuestro ego-personalidad.
Todo el mundo tiene un ego y una personalidad. Normalmente creemos que somos nuestro ego, que somos nuestra personalidad. Y, sin embargo, al igual que con los pensamientos, con las sensaciones y con las creencias, vemos que también existe un testigo de esa personalidad. Existe un ego-personalidad llamado "tú" y también existe una observación del ego-personalidad, una conciencia del ego-personalidad. La conciencia del ego-personalidad es anterior a la personalidad; la percibe, sin juzgarla ni condenarla.
En este punto empezamos a entrar en contacto con algo más íntimo. La mayoría de la gente se identifica con su ego y con su personalidad. Pero el simple hecho de querer observar tu experiencia te hace ver que existe una personalidad y un testigo de la personalidad. Por consiguiente, tu personalidad no puede ser tu naturaleza esencial más profunda. Hay algo más primario que observa tu ego-personalidad: la conciencia.
Así llegamos a nuestra conciencia. Nos damos cuenta de que existe una conciencia. Todo el mundo tiene conciencia. Si estás leyendo estas palabras ahora mismo, la conciencia es lo que las está asimilando. Eres consciente de lo que piensas. Eres consciente de lo que sientes. Así que la conciencia está claramente presente. No es algo que tengas que desarrollar. La conciencia no es algo que tengas que fabricar. La conciencia simplemente es. Es lo que nos permite saber y experimentar lo que sucede.¿Quien es consciente?
Normalmente pensamos inconscientemente que "¡yo soy consciente!" que yo soy quien es consciente, que la conciencia es algo que me pertenece. Presumimos que existe una entidad llamada "yo" que es consciente. Sin embargo, cuando empezamos a investigar esto meditativamente, silenciosamente, sencillamente, empezamos a ver que, aunque haya conciencia, en realidad somos incapaces de descubrir el "yo" que es consciente. Empezamos a ver que ese "yo" consciente es un supuesto que la mente ha aprendido a hacer. Cuando vas hacia dentro y buscas quién es consciente, qué es consciente, no encuentras ningún "ello". Sólo encuentras más conciencia. No existe ningún "yo" que sea consciente.
De esta forma, seguimos extrayendo nuestra identidad mediante esta profunda investigación. Al ver lo que no somos, en realidad alejamos nuestra identidad del pensamiento, de la sensación, de la persona, del ego, del cuerpo, de la mente. Alejamos nuestra identidad de los elementos externos de nuestra experiencia y la devolvemos a su naturaleza esencial. Mientras no volvamos a la conciencia, no nos encontraremos con el supuesto primario de "yo soy el que es consciente". En ese momento, empezaremos a investigar ese supuesto. La investigación mediante la experiencia nos hace ver, una y otra vez, que somos incapaces de descubrir quién es consciente. ¿Dónde está este "yo" que es consciente? En ese preciso instante (cuando nos damos cuenta de que no podemos descubrir ninguna entidad llamada "yo" que posea la conciencia, que sea su dueña) empezamos a vislumbrar que nosotros tal vez seamos la conciencia. La conciencia no es algo que nos pertenezca; la conciencia no es algo que poseamos. La conciencia realmente es lo que somos.
Pero a algunas personas (a la mayoría) esto les parecerá radical, pues estamos muy acostumbrados a identificarnos con nuestra mente, con nuestros pensamientos, con nuestras sensaciones, con nuestras creencias, con nuestro ego y con nuestro cuerpo. En realidad nos enseñan a identificarnos con estas cosas. No obstante, la investigación nos permite empezar a vislumbrar que existe algo anterior al pensamiento, anterior a la personalidad, a las creencias, algo que denominamos conciencia. Esta investigación nos permite vislumbrar que somos esa conciencia.
Esto no implica que los pensamientos dejen de existir. No significa que el cuerpo deje de existir. No se trata de negar el ego, ni la personalidad, ni las creencias ni nada de nada. No se trata de negar todos estos elementos externos de nuestro yo humano. Sólo descubrimos nuestra naturaleza esencial. Los cuerpos, las mentes, las creencias y las sensaciones son como la ropa que se pone la conciencia y nosotros empezamos a descubrir qué tiene por debajo. Si te das cuenta de que no eres lo que pensabas, de que no eres tus creencias ni tu ego ni tu personalidad, la transformación puede ser profunda. Eres otra cosa, algo que reside en el interior, en el núcleo más interno de tu ser. Por ahora lo estamos llamando "conciencia". La naturaleza radical de esta visión reside en que la conciencia no es algo que poseas, que tengas que aprender a poseer, o algo para lo que necesites disciplina: en realidad la conciencia es lo que eres; es la esencia de tu ser. Y la conciencia no sólo es lo que tú eres, sino también lo que todo el mundo es.  Autor: Adyashanti      https://www.nodualidad.info/textos/indagacion.html

21 de julio de 2023

TESTIGO DEL SER - DE TI AL INFINITO


                                                                  Testigo del Ser

Ken Wilber nos lleva a trascender la dualidad en un sencillo ejercicio...
Ser un testigo del ser consciente puede prolongarse durante la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo. El Testigo se halla totalmente accesible en cualquier estado, incluyendo tu propio estado de consciencia de este mismo instante. Así que les voy a guiar hacia ese estado, utilizando lo que en Budismo se llama "instrucciones indicativas". No voy a intentar conducirles a un estado de consciencia diferente, a un estado de consciencia alterado o a un estado diferente de lo común. Simplemente, voy a destacar algo que ya está ocurriendo en tu estado actual, presente y habitual.
Así que comencemos por tomar consciencia del mundo que nos rodea. Mira al cielo, y simplemente relaja tu mente; deja que tu mente y el cielo se fundan. Observa las nubes que flotan. Toma nota de que esto no requiere de esfuerzo alguno de tu parte. Tu estado de consciencia actual ―en el que flotan estas nubes― es algo muy simple, muy fácil, que no requiere de esfuerzo, espontáneo. Simplemente toma nota de que, sin mediar esfuerzo alguno, tomas consciencia de las nubes. Lo mismo ocurre con esos árboles, esas aves y esas rocas. En forma simple y sin esfuerzo, tomas conciencia de todos ellos.
Observa ahora las sensaciones presentes en tu propio cuerpo. Puedes tomar consciencia de cualquier sensación corporal que se halle presente ahora: quizás la presión del mueble, quizás el calor en el abdomen, quizás una tensión en tu cuello. Sin embargo, aún si estas sensaciones fuesen de tensión, puedes tomar consciencia de ellas con facilidad. Estas sensaciones surgen en tu consciencia presente, y esa consciencia es muy simple, fácil, relajada, espontánea. Eres un testigo, sin esfuerzo y sin dificultad.
Observa los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que observes diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y temores, todos los cuales surgen espontáneamente en tu consciencia. Surgen, permanecen unos instantes y luego se van. Estos pensamientos y sensaciones surgen en tu consciencia de este momento, y esa consciencia es muy simple, relajada y espontánea. Sin esfuerzo ni dificultad, eres un testigo de todo ello.
Así que observa: puedes ver flotar las nubes porque no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes sentir sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones: eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver cómo flotan los pensamientos porque tú no eres esos pensamientos ―sino un testigo de su presencia―. En forma natural y espontánea, todas estas cosas surgen, por sí solas, en tu darte cuenta presente, sin que medie esfuerzo de tu parte.
Y entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de allá afuera, no eres las sensaciones, no eres los pensamientos ―sin esfuerzo, eres un testigo de la presencia de todos éstos, de modo que no eres ellos. ¿Quién o qué eres tú?
Dilo de este modo para ti mismo: tengo sensaciones, pero no soy esas sensaciones. ¿Quién soy? Tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?
Así que retrocedes hacia la fuente de tu propia consciencia. Retrocedes hacia el Testigo, y descansas en el Testigo. No soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.
Pero entonces, por lo general las personas cometen un gran error. Creen que, si descansan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo, algo realmente exquisito y especial. Pero no verás nada. Si ves algo, se tratará simplemente de otro objeto: otra sensación, otro pensamiento, otra imagen. Sin embargo, todos éstos son objetos: no eres ninguno de éstos.
No es así: mientras descansas en la realización del Testigo ―no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los pensamientos― todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio... alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estas pequeñeces, pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, por lo tanto, no son Aquél que ve, el verdadero Yo, el Testigo puro, aquél que realmente eres.
Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente ―y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto―. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es, en sí, nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad ―o de vacío puro― en el trasfondo. Y en ese vacío puro ―que es lo que eres― surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío ―y no alguna de las cosas que surgen de allí―.
Descansando en ese atestiguar vacío, libre, fácil y carente de esfuerzo, observa que las nubes surgen en el amplio espacio de tu consciencia. Las nubes surgen en tu interior ―tan así es que puedes saborear las nubes, eres uno con las nubes―. Es como si estuviesen a este lado de tu piel... están tan cerca. El cielo y tu consciencia se han vuelto uno solo, y todas las cosas en el cielo flotan sin esfuerzo a través de tu propia consciencia. Puedes besar al sol, tragarte la montaña... están así de cercanos. El Zen dice, "Tómate el Océano Pacífico de un solo trago", y eso es lo más fácil de hacer cuando adentro y afuera ya no son dos, cuando sujeto y objeto no son dos, cuando el que mira y lo mirado son Un Solo Sabor Único. ¿Lo ves?
                                                               De Ti al Infinito
Lo que voy a hacer ahora es simplemente "describir" la conciencia no dual del modo en que es percibida ahora mismo. Lo que sigue es el flujo espontáneo de conciencia. Simplemente relaja tu mente y léelo en actitud serena y receptiva (si una frase tiene sentido, bien, si no, continúa leyendo relajadamente):
Lo que tú buscas es lo que está leyendo esta página ahora mismo. Esta Identidad no puede ser encontrada pues nunca se ha perdido: tú siempre has sabido que tú eras tú. Esta "YOSOYdad" es la condición permanente de todo lo que surge, es el espacio en el que todo surge, no hay nada fuera de Si y por eso es la paz completa y la belleza que irradia en todas direcciones. Juan (Sustituye Juan por tu nombre) surge en el espacio de esta "YOSOYdad", Juan surge en este espacio infinito, en esta apertura pura. Juan es un objeto, como lo es un árbol o una nube que surge en el espacio del Yo que tú eres. Ahora no estoy hablándole a Juan, te estoy hablando a ti. Eso que es consciente de Juan es este Yo omnipresente. Este Yo es consciente de Juan surgiendo a cada momento. Este Yo es Absoluto. Lo Absoluto está leyendo esta página. Juan no está leyendo esta página, Dios está leyendo esta página. El Yo es consciente de Juan y consciente de esta página. Tú no eres Juan. Tú eres lo que es consciente de Juan. Lo que es consciente de Juan es una "YOSOYdad" que en si misma no puede ser vista, sino únicamente sentida, sentida como una certeza absoluta, una incuestionable Identidad, YO SOY el que SOY eternamente, intemporalmente, más allá del tiempo. Sólo existe esta "YOSOYdad" en todas las direcciones. Todo surge espontáneamente en el espacio de esta gran perfección que es este Yo, que está leyendo esta página ahora mismo.
Y tú, Juan, eres ese Yo. Tú siempre has sabido que tú eres este Yo. Nunca hubo un momento en que no supieras que tú eres tú. Nunca podrías recordar un momento en el que tú no fueras tú. Lo único que puedes recordar es algo que este Yo hizo. Sólo existe este Yo. No lo puedes alcanzar, pues es él el que trata de alcanzar. No puedes verlo, porque es él quien está mirando ahora mismo, lo cual significa que todo, simplemente, surge en su conciencia: el mundo entero surge en tu conciencia momento a momento. Tú eres este espacio en la cuál todo surge espontáneamente y sin esfuerzo. Tú eres ese Uno. Tú siempre has sido ese Uno. Sólo existe ese Uno. No finjas que estas buscando ese Uno. No finjas que has olvidado ese Uno. Lo único que siempre has conocido, lo único que siempre has recordado, lo único que en verdad estás sintiendo ahora mismo es ese Uno: la talidad, la presencia, la cualidad de todo tal como es, y tal como surge en tu Yo ―la simple sensación de Ser― que es cualquier cosa que sientes, siempre.
Mira las nubes: están surgiendo en tu conciencia, están surgiendo en ti. Las nubes están fuera de Juan pero dentro de tu Yo. Mira tu cuerpo y esta sala. Tu cuerpo está en esta sala, mas ambos, tu cuerpo y la sala, surgen EN tu conciencia. Tú estás literalmente sosteniéndolos en tu conciencia amorosamente. Las montañas están apareciendo en tu conciencia: están surgiendo en ti y tú las sostienes amorosamente en tu conciencia, abrazas lo que va surgiendo como el amante abraza al amado. Las montañas están surgiendo fuera de Juan pero en el interior de tu Yo. Las nubes, las montañas, y el propio Juan están todos, simultáneamente y sin esfuerzo, surgiendo en este Yo, lo que está leyendo esta página. Todo lo que está surgiendo lo hace en esta inalterable "YOSOYdad", que no es una cosa, un objeto o una persona, sino la apertura o el espacio en el que todas las cosas, objetos y personas pueden surgir. Esta vacuidad, esta apertura, este grandioso espacio es tu Yo, es lo que siempre has sido, lo que eres antes de que tus padres nazcan, lo que eres antes del Big-Bang. No hay antes y después para este ahora que es el Yo. Sólo existe este ahora del Yo que está leyendo esta página en este preciso momento. No hay un pasado y un futuro en este interminable ahora. Todos los antes y todos los después surgen en esta conciencia instantánea. Sólo existe esta belleza radiante, omnipresente, sin inicio, sin fin, no-nacida, imperecedera, que es consciente de esta página, que es consciente de este universo, y que encuentra todo esto EN el espacio que es. Por lo tanto, todas las cosas surgen en la inalterable PAZ que las sostiene en su amoroso interior. Juan está en el universo; el universo está en tu Yo.
Por eso, sé este Yo omnipresente que está leyendo esta página. No le estoy hablando a Juan, te estoy hablando a ti. Deja a Juan aparecer y desaparecer como cualquier objeto. Permite que Juan aparezca, permanezca por un momento, y desaparezca: ¿qué tiene esto que ver con tu Yo? Todos los objetos aparecen, existen, y desaparecen en el vasto espacio y en la vacuidad que es conciente de este momento, y de este y de este y de este. Y, sin embargo, este momento no tiene fin, nunca has sentido realmente que el presente hubiese llegado a su término porque eso nunca acontece: el presente es la única cosa que es real: este ahora, esta simple sensación de Ser, exactamente la misma sensación o conciencia en la que esta página flota, en la que Juan flota y en la que las nubes flotan. Cuando tú sientes este instante presente, no hay nada fuera de él ― no puedes ver el exterior de este instante intemporal, porque no hay nada fuera de él. Ahora y ahora y ahora es todo lo que conocerás, y este instante presente es, simplemente, otro nombre para el Yo espacioso en el que surge el kosmos entero, como una radiante, jubilosa, extasiada sensación de felicidad y un deseo de compartir esta alegría infinita con alguien más.
Porque esta página y las montañas y las nubes todas surgen en tu conciencia, no hay nada fuera de tu Yo. Que no exista nada, literalmente, fuera de tu Yo significa que no existe nada, literalmente, que lo pueda amenazar. Una vez que conoces esta Identidad, conoces la PAZ. Porque ya eres, directamente, inmediatamente, e íntimamente uno e idéntico a "eso" que está leyendo esta página ahora mismo, has reconocido a Dios directa, inmediata, inequívoca e innegablemente. Y porque reconoces a Dios aquí y ahora mismo, como al propio Yo que está leyendo esta página, sabes que, finalmente, verdaderamente, profundamente estás en casa, un lugar que siempre has conocido y siempre habías fingido no conocer.
Por lo tanto, deja de fingir. Confiesa que tú eres Dios. Confiesa que tú eres Belleza. Confiesa que tú eres la Verdad que los sabios han estado buscando durante siglos. Confiesa que tú eres la Paz que supera toda comprensión. Confiesa que estás tan arrebatadamente feliz que tuviste que manifestar este mundo entero sólo para dar testimonio de la belleza radiante que no podías contener solo en y para ti mismo. Confiesa que el testigo de esta página, el Yo de este y todos los mundos, es el único verdadero Espíritu que mira a través de todos los ojos y oye a través de todos los oídos, y se extiende en amor y compasión para abrazar los propios seres que Él mismo creó en una extasiada danza eterna que es el secreto de todos los secretos. Y confiesa que estás Solo, que eres literalmente el Único en todo el universo: no hay otros para este Único. Hay ciertamente otros para Juan, pero tanto Juan como los otros surgen en la conciencia que está leyendo esta página, y ésta conciencia, éste Yo, no tiene otro porque todos los otros surgen en este Yo. El Uno sin segundo es lo que está leyendo esta página.Por lo tanto, sé ese Uno. Pero dale también mi amor a Juan.
Posdata: ¿Comprendes muy, muy, muy profundamente que aquel que está leyendo esta página es aquel que la escribió? ¿Que Juan, Ken, y esta página, todos surgen del Testigo de esta página? Este Yo no es difícil de encontrar, sino imposible de evitar. Por eso suelta todo ese alboroto sobre encontrar y perder, y simplemente sé el Uno en el que todos los mundos están surgiendo ahora. Así que sal a la calle y mira al mundo maravilloso apareciendo dentro de tu propia conciencia, surgiendo en tu propio Ser, y después, ya sabes, vete a tomarte una cerveza o algo...
Autor: Ken Wilber   https://www.nodualidad.info/articulos/testigo-del-ser.html

16 de julio de 2023

ELIGE: ¿DESPIERTAS O NO?

 De nuevo subo un vídeo más de David Parcerisa porque lo considero importante, nos invita una vez más a través de su canal Rimbel35 donde nos habla sobre el estreno de una película San of Friden interpretada por (Jim que vilsen).
La gran elección del ser humano es despertar o seguir dormido.

Jesús Miravalles Gil
                                        

4 de julio de 2023

PP Y VOX DESCONECTADOS DE LA REALIDAD

 El partido popular y vox con Feijóo y Abascal impulsados a los puestos de poder forman dos partidos que están completamente desconectados de la realidad, me recuerdan a personas como Donald Trump un personaje con fuertes desordenes psicólogicos y mentales.
 A Feijóo y Abascal los considero unos líderes inadecuados y muy poco formados con un nivel paupérrimo para llevar las riendas de un país.
El 23 de Julio tenemos la oportunidad toda la izquierda de este país de evitar que personajes como Feijóo, Abascal alcancen su objetivo.Si la izquierda se moviliza en masa,Feijóo y el fascismo no tienen nada que hacer, si no se puede avecinar un Sunamy de psicópatas, narcisistas, y antisociales, hay que recordar una vez más que la falta de empatía y la crueldad van de la mano del fascismo.
Para esta clase de personas no se consideran culpables de sus acciones aunque sepan de antemano que han obrado mal.
Lo peligroso es con que facilidad se miente y se difama cuando hablan Feijóo y vox deformando la realidad para sus seguidores fanáticos y dormidos. 
"La Realidad" es aquello que por mucho que la quieran tapar o esconder ella no desparece nunca jamás.
Desde aquí pido una mayoría suficiente de las izquierdas el 23J.

Jesús Miravalles Gil

31 de marzo de 2023

MI PRIMERA EXPERIENCIA DE NO - DUALIDAD


Ha mediados de agosto de 2018 decidimos pasar una semana de vacaciones con la familia  recorriendo Asturías por la parte de Llanes.
 Llegamos a un pueblo llamado "Posada de Llanes" donde habíamos quedado con unos amigos/as que suelen venir con frecuencia por esta zona y se lo conocen muy bien.
Compramos comida en un Supermercado y nos dirigimos hacia un valle llamado "Ardisana". 
Recuerdo que atravesamos un bosque muy verde y frondoso con unas vistas espectaculares llegamos a una cima donde nos encontramos con un pequeño pueblo llamado "Socueva"de 8 o 10 casas, habíamos llegado a nuestro destino.
Los dueños de "La Cabaña"que alquilamos nos estaban esperando. 

Al día siguiente decidí explorar el jardín de la casa rural "LaNozal"que aparece en la foto, estaba cerca de la Cabaña. El jardín era amplio estaba cercado con muro de piedra y madera, me llamo mucho la atención un rosal que estaba junto a la cerca de piedra y madera, me acerque hasta allí y vi una rosa blanca con los bordes rojos preciosa y de gran tamaño, más abajo me fije que estaban naciendo dos rosas más pequeñas.
Volví a observar poniendo toda mi atención en la rosa de arriba recuerdo que acerque mi mano derecha y la puse sobre la parte inferior de la rosa al mismo tiempo que me agache para oler su aroma... ahí  quedo todo y seguí explorando el jardín.
La experiencia que viví al día siguiente por la mañana en la cabaña me ocurrió inesperadamente.
Voy a narrar lo que me sucedió aquella mañana de agosto.Antes de comenzar mi relato quiero manifestar que soy una persona no religiosa, me identifico como espiritual - no dualidad.
 No tomé ni he probado jamás ningún tipo de droga ni sustancia alguna de ninguna índole ni en aquel momento, ni con anterioridad ni posteriormente.
Me levante sobre las 8h. el resto de la familia seguían durmiendo subí a la zona de arriba donde estaba el baño, una vez termine de asearme baje a la zona de abajo y abrí el portón superior de la puerta principal de madera quedándose partida en dos para que entrase la luz, hacia un día soleado y despejado.
 Me prepare el desayuno y lo puse sobre un mostrador que combinaba  madera, ladrillo y piedra.
Estaba situado justo frente con frente de la puerta de entrada a unos metros de distancia. 
Me senté en una de las banquetas cogí una magdalena a la vez que alce la vista, me quede sin palabras no daba crédito de lo que estaba viendo, una rosa blanca con bordes rojos con su tallo curvado y sus hojas verdes apareció manifestándose en todo su esplendor, ocupando todo el marco de la puerta.
De repente perdí el sentido del "Yo" "Ego" como sujeto desaparecí de escena pero a la vez era parte de la escena fui testigo de lo que estaba sucediendo. 
 Solo había Rosa manifestándose en un espacio de visión dentro del marco de la puerta, había un estado inmenso de paz, bienestar y conexión una sensación de presencia, existencia, Ser.
Después de ese estado de no-dualidad fue cuando regresé a mi yo individual a mi estado normal de ser. Esta conexión con mi yo habitual fue de inmediato y sin ninguna brusquedad.
 La experiencia fue breve pudo durar entre 25 o 30 segundos, cuando volví a mi estado natural recordé la rosa que vi en el jardín de la casa rural "La Nozal" salí de la cabaña y me dirigí hasta donde estaba el rosal cuando llegué ya no estaba la rosa en su lugar había desaparecido o alguien se la llevo.
No me queda ninguna duda que hay algo que esta más allá y que ese algo es nuestra verdadera Esencia, es como salir del tiempo y te encuentras con la Eternidad.

Mi agradecimiento Alvaro por mandarme las fotos.

Jesús Miravalles Gil

13 de febrero de 2023

EMPODERAMIENTO

 

Este empoderamiento del ser humano debe ir de la mano sobre la igualdad de entre géneros con la soberanía, que no es otra cosa que no creerse ni más ni menos que nadie en todo el Universo.
Respetar y que me respeten, y por supuesto rechazar a toda aquella persona o entidad que presuma de ser superior a nosotros/as o que no respete nuestra voluntad.
Yo como conciencia libre y soberana que soy no reconozco ninguna autoridad más que mi propia inteligencia.
Mi ley es la ley Universal y es aquella que dice que ningún ser humano es superior a otro puesto que todos/as partimos del mismo origen y somos una misma conciencia con el Todo.
No existen más leyes que las Universales, los hombres y mujeres solo crean decretos, por eso el sistema llama ley a sus normas y doctrinas.
El hombre y la mujer no pueden crear leyes eso solo compete a la ley Universal. Soy un ser soberano y empoderado no reconozco creencias institucionales impuestas, me respeto a mi mismo/a.
Soy consciente de la importancia de cuidarme a mi mismo/a y poner limites en mis relaciones personales.

Jesús Miravalles Gil

3 de febrero de 2023

TUS DOS NATURALEZAS

 Tus dos naturalezas, la humana y la divina tenemos la necesidad de buscar dentro de nosotros mismos,hay que apreciar el valor de la introspección como método de trabajo practico que nos permite conocernos y entrar dentro de nosotros mismos.
A medida que vamos avanzando gradualmente nos hacemos más conscientes de la situación real en la que nos encontramos.
Nadie puede hacerlo por otro y nadie puede empujar a otro a hacerlo, hasta que él mismo se de cuenta y actúe en consecuencia y comience a trabajar en si mismo. Solo si el hombre se conoce verdaderamente a si mismo será capaz de ver el cambio real y separar las mentiras de la verdad dentro y fuera.
Verás que sois dos, uno que no es, pero toma el lugar y hace el papel del otro. Y uno que es sin embargo apenas aparece inmediatamente desparece. No puede soportar las mentiras y el engaño.
Aprende a mirar hasta que hayas visto la diferencia entre tus dos naturalezas, hasta que hayas visto las mentiras y el engaño en ti mismo. Cuando hayas visto tus dos naturalezas ese día en ti mismo nacerá la Verdad. Estamos en la era del Engaño si la gente no se conoce a si misma tomará la realidad por ilusión e ilusión por realidad.
El despertar solo es posible para quien lo busca y lo desea, para quien está dispuesto a luchar con sigo mismo y a trabajar sobre si mismo durante mucho tiempo y con mucha perseverancia para alcanzarlo.

Jesús Miravalles Gil