Sentarse en zazen es volver a entrar en el útero de nuestra madre. Por tanto no es un medio que tienda a un fin. Kosho Uchiyama.
Un muchacho terminó con malas compañías y se convirtió en un delincuente. A menudo pedía dinero a su madre y desperdiciaba su tiempo.Un día aconteció que se encontró con su madre por la calle y le pidió dinero. La madre no podía ya más y le increpó: “¿Por qué tendría que darte dinero?” Eres bastante grande para ser independiente, pero no quieres encontrar un trabajo. ¿Por qué me creas siempre problemas?”.El hijo respondió: “Me repites siempre lo mismo, pero yo no te he pedido que me traigas al mundo. ¿Por qué me has hecho nacer?”.
Para la mayor parte de los padres esta es la pregunta más difícil. Cuando tenía veinte años y mis padres me criticaban por esto o aquello, dije una vez: “¿Por qué me habéis hecho nacer?”. Callaron inmediatamente.
Pero de esta historia deduzco que las madres de la generación de posguerra eran más fuertes y más inteligentes. De hecho le replicó: “¡Qué lástima!, sin embargo eres demasiado grande para volverte a meter en el útero. Vuélvete pequeño y vuelve a entrar, si lo consigues no te haré nacer”.
Autor:Kodo Sawaki Huellas del zen
No hay comentarios:
Publicar un comentario