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28 de abril de 2014

DOBLE KOAN Y ENSEÑANZA ZEN

Acudió al maestro zen con ánimo de saciar su sed de sabiduría. Su espíritu se revolvía inquieto, tenía la intuición de que había algo más allá de todo lo visible, pero no encontraba la respuesta que le calmase.
Impaciente, entró en la modesta cabaña donde vivía el maestro. Lo halló sumido en silencio, en meditación. Como no osaba interrumpir al que deseaba que fuera su maestro, no dijo nada, se quedó de pie en el umbral de la puerta, callado.
Para pasar el rato, el futuro discípulo se entretuvo en pasear su mirada por la estancia, volviendo de tanto en tanto al maestro, vigilando su respiración sosegada y su mirada entrecerrada, mirando al infinito.
Al cuarto de hora se empezó a impacientar. El estar de pie allí, sin moverse del sitio, era incómodo: su maltrecha espalda daba señales de sentirse molesta ante tanta espera... espera que amenazaba con prolongarse por mucho más, ya que el maestro no mostró en ningún momento signos de cesar en su profunda meditación.
El joven pensó en más de una ocasión salir de la cabaña, "quizá será mejor si espero fuera, al menos podría sentarme". Barajó también la posibilidad de sentarse allí mismo, en el umbral donde se hallaba: "a lo mejor el maestro me está indicando a su manera que me siente y le siga en su meditación". Y, por supuesto, también pensó en largarse con viento fresco y volver otro día: "¿no le habré molestado y, por educación, me lo demuestra así, ignorándome?"
Pero los minutos pasaban y pasaban y el joven no se movía. Al cabo de más de hora y media así se sintió el más estúpido del mundo. Se moría de vergüenza y de rabia ante ese maestro idiota que no le hacía ni el menor caso, a pesar de estar allí tanto rato esperando. Hizo el amago mental de insultarle, de mandarle a freír espárragos, pero... Nada, no se atrevió. Había algo en la atmósfera de aquel cuarto semi oscuro, con aquel anciano venerable en perfecta posición de meditar que...
...que entonces salto la chispa. ¡Y qué dicha, qué alegría más serena le llenó la mente! Sin entender muy bien por qué, pero entendiéndolo todo en el fondo, sus pensamientos negativos cesaron y se encontró a sí mismo mirando a un punto indefinido del suelo, sin dolor de espalda, sin enfado ni alegría, sin nada más que un trinar lejano de un pájaro, un susurro de una hoja arrastrada por la brisa detrás suyo, y la respiración suya y del anciano, que bailaban acompasadas.
Como tras una pesadilla, su mente despertó. En el rostro del joven brilló una suave sonrisa y en su mirada esa luz que otorga el haber dado el salto a un estado superior. Cerró los ojos agradecidos y, mentalmente, agradeció al maestro el haberle ofrecido ese koan que le había hecho vislumbrar el camino a recorrer.
Dio un par de pasos hacia atrás, saliendo de la cabaña, al tiempo que ejecutaba una leve pero sentida reverencia. Mientras giraba el torso para volver a casa, dijo en voz baja: "Gracias, maestro".
El maestro, oyendo los pasos alejarse, dio un leve respingo y abrió completamente los ojos. Recorriendo rápidamente el cuarto con la mirada, se frotó la nuca y dijo:
- ¡Caray, qué sueño más tonto! -al tiempo que soltaba un largo bostezo.
                                     autor: Pedro Marín mármol                             Sabiduría zen
Jesús Miravalles Gil
                                                                                             
                                                                                                                     
                                                  ENSEÑANZA ZEN
Unos nobles invitaron a un respetable sabio a un banquete. Éste llegó vestido con ropas de mendigo. El anfitrión, sin reconocerlo, lo apartó diciéndole:
"No podemos tenerle en el umbral. Esperamos en cualquier momento la llegada de un famoso sabio".
El sabio volvió a su casa, cambio sus ropas por el manto ceremonial y se presento nuevamente. Fue recibido entonces con gran respeto y ubicado en el lugar principal del banquete. Allí, dejando acomodado su manto sobre el asiento dijo al anfitrión".
"Supongo que has invitado al manto, ya que a mi me echaste hace un momento".
Y se marchó".                                Enseñanza zen

Jesús Miravalles Gil
                                           

4 comentarios:

  1. Hombre, no estaría mal decir el nombre del autor del cuento "Doble koan", publicado aquí hace años: http://www.loscuentos.net/cuentos/link/302/302082/

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  2. No tengo ningún problema en poner el nombre de autor o autores de lo que se publica aquí. De todos modos gracias por tu atención.
    Saludos

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    1. Años después sigue sin aparecer el nombre del autor, Pedro Marín mármol. Te lo digo porque lo registré en el registro de propiedad intelectual de Barcelona. Gracias.

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  3. Disculpa el retraso ya esta solucionado.
    Saludos:

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