BLOG DEDICADO A LAS MENTES MAS DESPIERTAS E INCONFORMISTAS Y QUE OS AYUDARA A DESPERTAR...



27 de junio de 2015

KOAN TRAS KOAN

                                       KOAN: TOKUSAN SUJETA SU CUENCO
Tokusan se dirigió al comedor desde la sala de meditación sujetando su cuenco. Seppo estaba cocinando. Cuando encontró a Tokusan, le dijo: "Aún no ha sonado la llamada de la comida. ¿Adónde vas con tu cuenco?" De modo que Tokusan regresó a su cuarto.
Seppo explicó a Ganto lo sucedido. Ganto dijo: "El viejo Tokusan no ha comprendido la verdad última"
Tokusan tuvo noticia de este comentario y pidió ver a Ganto."He oìdo", dijo,"que no apruebas mi zen". Ganto lo admitió indirectamente. Tokusan no dijo nada.
Al día siguiente, Tokusan dio un tipo de charla totalmente distinta a los monjes. Ganto rió y batió palmas, diciendo: "Veo que nuestro hombre sí comprende la verdad última. Nadie en China puede superarle".
COMENTARIO DE MU-MON: Hablando acerca de la verdad última, ni Ganto ni Tokusan lla sueñan siquiera. Después de todo, son muñecos.
Quienquiera que comprenda la primera verdad*
Debe comprender la verdad última.
La última y la primera,
¿No son lo mismo?
*Para comprender el koan es necesario saber que Mu-mon se refiere a la Primera Noble Verdad de Buda: “El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, separarse de lo que uno ama es sufrimiento, ser asociado con lo que uno detesta es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento, la pena, la lamentación, la angustia y la ansiedad son sufrimiento.”
Poema del Igna
Habiendo comprendido el sufrimiento, He entrado Al Reino-Del-No-Sufrimiento
                                                             Blog de Igna


                            KOAN: HABITACIONES POR SIEMPRE CAMBIANTES
Me trasladé a la más pequeña de las tres habitaciones del instituto. Después de varios días, cuando estaba instalándome, Dongchu me pidió que me mudara a la habitación grande. “Tú eres un escritor y te gusta leer,” él dijo. “Deberías tener más espacio para leer y escribir”. Yo felizmente trasladé todas mis posesiones a la habitación grande. Al día siguiente él me dijo: “Tu obstrucción kármica es pesada. Tengo miedo de que puedas no tener suficiente karma virtuoso para quedarte en la habitación grande. Pienso que es mejor que regreses a la habitación pequeña”. Yo estaba indignado, acababa de mudarme. Pero como esa fue su petición, yo la cumplí. Varios días después, vino a mí y dijo: “¿Sabes qué? Deberías trasladarte  la habitación grande. Tienes razón, la necesitas realmente para tus libros y para tener suficiente espacio para escribir”.
“Maestro, no se preocupe”, dije. “Puedo quedarme en la habitación pequeña. No hay necesidad de mudarme”.
“Es una orden. Deberías trasladarte a la habitación grande”. Me miró seriamente con su cara grande ay cuadrada, se dio media vuelta y se marchó con su paso de general, dejando viento a su paso. Me mudé. No estuve allí incluso por medio día cuando Dongchu apareció en mi puerta. “Tienes razón”, dijo. “Es mejor para ti vivir en la habitación pequeña. No necesitas mover tus cosas allí. Simplemente la usas para dormir”.
Después de pasados otro par de días, me pidió que moviera todas mis cosas a la habitación pequeña. Había muchas cosas que mover, y eso tomó largo tiempo. Unos días más tarde recibimos a un invitado. Esa noche, Dongchu tocó a mi puerta. “Para nuestro invitado es mejor dormir en la habitación pequeña. ¿Por qué no te trasladas a la habitación grande solo por esta noche?” él dijo.
Después me dijo que sería mejor mantener la habitación pequeña disponible para los invitados, de manera que yo debería trasladarme a la habitación grande. En este momento, perdí mi temperamento. “¿Por qué sigue pidiéndome que me traslade de una habitación a la otra?” me quejé. “¡Ya me he trasladado cinco veces! ¡No voy a mudarme más!”
“¡Esta es mi orden!” él bramó, una montaña de hombre que había sido uno de los más famosos abades en China continental. “¡Te pedí que te movieras, de manera que tienes que moverte!” Yo me retire silenciosamente y comencé el proceso oneroso de trasladar mis posesiones otra vez. No tenía otra opción: Así son las cosas en la relación maestro–discípulo (el discípulo debe hacer cualquier cosa que le pida el maestro).
Dongchu siguió pidiéndome que me moviera, y finalmente entendí con mi cabeza dura que eso era parte de mi entrenamiento, de manera que dejé de protestar y simplemente seguí mudándome. Una vez que sólo actué, sin duda, protesta ni resentimiento, Dongchu dejó que me quedara en una de las habitaciones.
                                     Extraído de Footprints in the Snow, Doubleday,

Jesús Miravalles Gil
                                       

2 comentarios:

  1. Bello texto con gran enseñanza. Donde conseguir el libro "La puerta sin puertas" ??? Gracias!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Hola, Jr Osso creo que en cualquier líbreria se encargarían de conseguirtelo, y si no por Internet.
    Saludos:

    ResponderEliminar