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28 de marzo de 2015

KOANS ZEN

                                          KOAN: CUÁNTO PESA UN PROBLEMA
Coge un problema que te abrume, cierra los ojos y visualízalo en tu mente, estúdialo con detalle, todo el tiempo que quieras. Ahora extiende tu brazo con la palma de la mano hacia arriba e imagínate que el problema sale de tu mente y se posa en tu mano. Mantén el brazo recto y dime ¿cuánto pesa el problema?
Un maestro zen hubiera dejado a su discípulo ahí pensando sobre la respuesta correcta al peso. Que no es ninguna porque se supone que los kōans no tienen una solución racional. Mas como somos occidentales y la paciencia no es nuestro fuerte, daré la solución sin hacer esperar: el problema no pesa nada, cero, porque es imaginario. Si estás leyendo este blog es porque no tienes ningún problema real, no puedes tenerlo o no estarías aquí. Sólo es algo que está en tu imaginación. Realmente vives en Matrix y eres Neo, a tu alrededor puede suceder exactamente lo que tú quieras.
                                                   
                                            KOAN: DE LA TARJETA DE VISITA
Keichu Bundo, era un maestro Zen de la escuela Rinzai en la era Meiji. Un día, el gobernador de Kyoto fue a visitarle por primera vez.
El ayudante de Keichu le trajo la tarjeta del gobernador, en la que se podía leer:
Kitagaki, Gobernador de Kyoto
“No tengo nada que hablar con esta persona”, dijo Keishu a su ayudante, “dile que se vaya de aquí”.
El ayudante devolvió la tarjeta al gobernador entre disculpas. “Ha sido culpa mia”, dijo el gobernador, tacho de la tarjeta el título “Gobernador de Kyoto” y dijo al discípulo: “Preguntale de nuevo a tu maestro.”
“¡Oh! Es Kitagaki”, exclamo el maestro al ver la tarjeta por segunda vez. “Me gustaría verle”.
Fue Lord Acton quién acuño el conocido aforismo: “El poder tiende a corromper. Y el poder absoluto corrompe absolutamente. Por eso los grandes hombres son casi siempre hombres malvados“. Y yo por eso cada día desconfío más de nadie con un título rimbombante en su tarjeta de visita.

                
                                           KOAN: DOS DISCÍPULOS FUMADORES
Un día, uno de los discípulos, en la sala de meditación, comenzó a fumar y el Maestro no le dijo nada. Fumaba apaciblemente ante la incredulidad de los demás. Todos esperaban que en cualquier momento la vara de castigo le cayera encima. Pero, el Maestro parecía más bien complacido.
Cuando terminó la sesión, otro discípulo que también fumaba se acercó a su condiscípulo y le preguntó, qué cómo el Maestro no le había dicho nada. Su compañero le contestó diciendo que había pedido permiso al Maestro.
Los demás, se extrañaron, de que haya extendido el permiso. Pero, al ver la evidencia, el otro fumador, fue también a pedir permiso. Ni bien hubo terminado de solicitarlo, el Maestro comenzó a golpearlo con la vara sacándolo del templo a toda velocidad.
Entonces, le dijo a su compañero, no es justo, ¿porqué a ti te dio permiso y a mi por poco me mata?.
El primer fumador le preguntó: ¿Cómo fue que le pediste permiso?, pues, simplemente le dije, que yo también fumaba y al igual que tu deseaba fumar libremente.
Pues, allí está tu problema, yo le pregunté al Maestro: ¿Puedo meditar mientras fumo?
                                                                                zen koans
Jesús Miravalles Gil
                                       

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