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3 de diciembre de 2012

"EL BUEY Y EL BOYERO" (filosofia zen)

La filosofía zen en imágenes. La búsqueda del propio espíritu, representado por un buey. Edición, R. Arola y L. Vert.
“El buey y el boyero”, texto ilustrado atribuido al monje Shübun (1432-1460) quien, según los especialistas, se habría inspirado en otra versión más antigua del maestro Guo’an Shiyuan. Los textos, tanto en prosa como en verso, se deben a Zekkai Chushin (1336-1405), abad del monasterio de Shokoku-ji de Kioto donde aún se guardan los dibujos originales.
 1. La búsqueda del buey. Cuando salió en busca del buey, que nunca estuvo perdido, el boyero se alejó de sí mismo y acabó extraviado en lugares desconocidos. “En un yermo infinito, el boyero camina sólo entre las hierbas en busca de su buey”.
2. Encontrar las huellas. Después de escuchar la enseñanza, el boyero ha aprendido parte de la verdad. Ha encontrado las huellas. “Las huellas del buey están agrupadas aquí y allá, bajo los árboles a la orilla del agua”.
3. La visión del buey. El boyero, tras escuchar el bramido, ve al buey de repente y al contemplarlo se percibe a sí mismo. “El canto del ruiseñor se estremece en la copa de los árboles…Ya no existe un lugar donde el buey pueda esconderse”.
4. Capturar al buey. Por primera vez el boyero se topa con el buey que estaba oculto en el yermo. Pero el buey se siente bien allí y el boyero deberá domarlo para conducirlo al establo. “El boyero, tras muchos esfuerzos, ha capturado al buey. Ni por momento debe soltar las riendas”.
 5. Domar al buey. Ningún pensamiento debe enturbiar la mente del boyero, sin vacilación ha de sostener las riendas. “El boyero no debe dejar ni por un momento el látigo o las riendas, pues, de otro, modo el buey saldría de estampida levantando una nube de polvo”.
6. El retorno montado sobre el buey. El combate ha terminado. El boyero toca la flauta y canta montado sobre el buey que camina ya sin riendas. “El boyero conduce al buey al establo, lenta y delicadamente”
7. Desaparece el buey y sólo queda el boyero. La dualidad ha desaparecido, el buey sólo era el anzuelo para alcanzar el secreto. “El boyero ha vuelto a casa con el buey. Ya no hay ningún buey. El boyero se sienta sin hacer nada”.
8. Olvido del buey y el boyero. Los deseos han sido olvidados y el significado de la santidad se ha quedado vacío. “Lo sagrado y lo profano han desaparecido, el camino se termina sin dejar rastro”.
9. Regreso al origen. Desde el principio era puro. Sentado contempla el cambio de las cosas. “Con el regreso al fondo, al origen, el boyero lo ha completado todo”.
10. Vuelta al mercado. La puerta de la cabaña nadie podría descubrirla, está sepultada al igual que su naturaleza iluminada. A veces pasea por el mercado o visita las tabernas para hacer que los borrachos despierten a sí mismos.“Entra en el mercado descalzo y con el pecho descubierto… Sin tener que humillarse obrando prodigios, de pronto hace florecer árboles marchitos”.
   
  COMENTARIO:

 Olvidado el buey, sólo queda el boyero (solo y sin memoria.
"La pluralidad y la diversidad son solo el juego de la mente. La realidad es una" Yo soy Eso -Sri Nisargadatta Maharaj-
Montado sobre el buey, vuelvo a mi hogar.
Estoy sereno. El buey también puede descansar.
El alba ha llegado.
En este dulce reposo, en mi cabaña, dejo a un lado el látigo y la soga.
Todo está sometido a una única y misma ley; somos nosotros los que hacemos del buey una realidad temporal. Pero es como la relación entre el conejo y la trampa, los peces y la red. O como el oro y la escoria, o la luna que asoma a través de la nube. Un sendero de clara luz viaja por el tiempo sin fin.
Todas las enseñanzas desvelan una Realidad Única. El buey es un símbolo. ¿Quién se preocupa del lazo cuando se tiene la liebre? ¿Qué importa la red cuando se tiene el pez? La luna se eleva por encima de las nubes. Ahora brilla, penetrante y serena, la verdadera Luz, la de antes de la creación…
La mente es como un río. Su fin es siempre el océano. Domar la mente es dejar de luchar contra la mente. Cuando la lucha cesa, la mente se vuelve apacible y fluye siguiendo su propia naturaleza.
Ahora comprendes que tu mente egoica, esa con la que te identificabas y que te identificaba, no es más que una manifestación de la Mente Única de la que ha surgido. Y de la misma manera que el niño regresa siempre al seno de su madre, tu mente egoica, cuando dejas de luchar contra ella, tiende por propia naturaleza a regresar al seno de la Mente Única. Entonces desaparece. La actividad del río desaparece en la calma abismal del océano. Los pensamientos, las sensaciones, los recuerdos, se disuelven como burbujas de jabón en la vasta inmensidad del cielo azul. Ahora eres un vasto cielo ilimitado y, aunque eventualmente vuelvan a surgir pensamientos, recuerdos y sensaciones, ya no pierdes la conciencia de ser cielo ilimitado porque has alcanzado el punto de no retorno.
En un momento dado lo olvidamos todo y nos quedamos solos y sin memoria. Sólo Conciencia. Las nubes ya no ocultan la luna llena.
Aquí estás ahora. La verdadera luz brilla penetrándolo todo. Has encontrado la Fuente de la Creación de la que surgen todas las formas creadas.  
                              Filosofia Zen
Jesús Miravalles Gil             

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